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En consecuencia, promoverlo será una de las propuestas de aspirantes a gobernaciones y alcaldías en campaña para generar empleo y riqueza. Similar promesa han hecho los aspirantes de casi todos los municipios del Tolima desde tiempo atrás, y la sustentan en los múltiples atractivos naturales y culturales, en la ubicación de la región en el centro del país y su proximidad a Bogotá.
Hoy, se tiene además, la problemática de las aerolíneas, el alto costo del transporte aéreo y el creciente valor del dólar, que pueden reducir el turismo al exterior y favorecer el interno y, estando tan cerca a Bogotá se dice que el Tolima sería uno de los destinos beneficiados. Pero hay dificultades serias con la carretera Bogotá - Ibagué, con la alta competencia entre los destinos turísticos y también las exigencias de los turistas; ello obliga a revisar la oferta del Tolima para introducir los ajustes pertinentes. Veamos:
Hay municipios que inclusive cuentan con Planes de Desarrollo Turístico archivados, porque ‘construir sobre lo construido’ no convence a la mayoría de los gobernantes, que prefieren atender sus gustos personales. De allí la necesidad de revisar la idea que se tiene sobre turismo, que en términos generales suele limitarse a promover las festividades típicas o patronales que realizan cada año los municipios, supuestamente para afirmar y rescatar tradiciones de las comunidades y propiciar esparcimiento. A ellas los gobernantes aplican pequeñas partidas que deciden pocas semanas antes de los eventos, entregan en forma tardía y con frecuencia condicionadas a actividades y contratistas “preseleccionados a dedo”.
Indefectiblemente incluyen venta de licor, desfiles sin la adecuada preparación, carrozas y lánguidos ‘reinados’ que por rutinarios poco llaman la atención. Se agregan las casetas para venta de comidas y artesanías típicas que suelen tener poco de típico porque muchos de los vendedores proceden de otras regiones y llevan la misma mercancía de fiesta en fiesta. Sucede también que el bullicio, el desorden y la inseguridad que tiende a predominar, hacen que muchos residentes prefieran salir del lugar. Estas razones explican en buena parte, por qué este tipo de festividades no generan la ocupación e ingresos esperados.
Es necesario, entonces, entender que el sector turístico exige ofertas diferenciadas y atractivas. La recuperación de las tradiciones y fortalecimiento de la identidad regional importa pero exige investigación y trabajo serio a lo largo del año. El turismo de eventos empresariales, gremiales, académicos y deportivos, así como el turismo de naturaleza, avistamiento de aves, deportes de aventura y el disfrute de tantos escenarios de inmensa belleza, si bien constituye un gran potencial, requiere que sean puestos en valor. Significa que se habiliten los escenarios, las vías, que se cuente con señalización, guías turísticos e información pertinente y, por ejemplo, que se apoye al sector rural con servicios básicos, recursos y asesoría para que, en sus viviendas así sean rústicas, habiliten espacios para albergar y atender visitantes propiciándoles una estancia grata que les invite a regresar y pasar la voz.
La seguridad del entorno y el bilingüismo son componentes importantes y urge la habilitación plena del Aeropuerto Perales, la interconexión con más ciudades y el logro de tarifas razonables de los pasajes aéreos. Se agrega la necesidad de divulgar profusamente la información pertinente, y que los oferentes de servicios manejen la tecnología que permita interactuar con los posibles clientes.
En suma, se requieren decisiones estratégicas y priorizar aquella oferta que pueda ser más competitiva y viable en el corto y mediano plazo. En turismo, como en otros campos, tener el potencial de poco sirve si no se materializa en productos tangibles y competitivos, allí está el gran reto.
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