Falencia en el criterio

Columnista Invitado

Si entendemos por criterio la capacidad que tiene una persona de hacer juicios sobre la realidad, discerniendo entre lo sustancial y lo accidental, hay que decir que lo que muchos observamos en las actitudes del presidente Iván Duque desde el comienzo de su administración y frente al paro, es una indudable falencia en su criterio, lo cual deviene en una buena dosis de incompetencia gubernativa.

No es por casualidad y mucho menos por “sesgo izquierdista” que la última encuesta del Centro Nacional de Consultoría arroje cifras como que el 72% crea que el país va por mal camino, y que el 73% considere que el manejo que el presidente Duque le ha dado al paro ha sido desacertado.

Y, no solo esto, sino que en un hecho inédito en la historia reciente, el 55% de los colombianos tienen una imagen positiva del paro, aunque, comprensiblemente, el 60% quieran el regreso a la normalidad. Y si aquel 55% se desagrega por edades, se observa que el 70% de los menores de 25 años y el 60% de los que oscilan entre 25 y 40 años ven con buenos ojos el paro.

Es decir, que los jóvenes de este país -gran parte de ellos acusando déficit de esperanza-, apoyan mayoritariamente la protesta que ocurre quince meses después de la posesión del presidente más joven que ha tenido Colombia desde 1958, cuando comenzó el Frente Nacional.

Dicha falencia en el criterio quedó al desnudo con las posturas que asumió durante la semana previa al 21N, pues acogió el “análisis” de su partido atribuyendo el “motor oculto del paro” al Foro de Sao Paulo, de donde provendrían extremistas fletados, lo cual motivó a la policía a ejecutar allanamientos en Bogotá no solo ilegales -como lo declaró el Fiscal General- sino hasta ridículos.

Solo cuando cayó en la cuenta de que los cacerolazos frente al conjunto residencial donde vivía con su familia, no eran suscitados por “subversivos” sino por una buena cantidad de jóvenes de su misma extracción social, empezó a dar marcha atrás en su juicio sobre el origen del paro.

Sin embargo, después le dio a Duque por argumentar que la protesta correspondía a una intentona golpista de malos perdedores, e inauguró oficialmente esta postura en la apertura de una asamblea de Fedegan, sin que se le ocurriera pensar que esa “falsa alarma” favorecería a Petro ante la mayoritaria población que no es ganadera. De aquí que el tristemente célebre hashtag de la ministra del Interior (#NoPudieron) haya suscitado tantas reacciones de burla y rechazo.

Pero en lo que el déficit de criterio ha sido quizás más evidente, es en no haber asimilado que, por su organización -que implica capacidad de coordinación-, los promotores del paro fueron solo la punta de lanza, que recibió un inesperado impulso de la tempestad de opinión que se desató a partir del 21N. De haberlo entendido habría empezado por negociar sus reclamos, otorgando solo lo justo con la debida explicación y no esperar ilusamente a que mediante la “conversación nacional”, perdieran ese impulso.

Si el presidente no revisa y afina su criterio, tal vez rodeándose mejor, de aquí en adelante tendremos un “gobernante bombero” a quien en cuestión de meses se le puede acabar el agua para apagar los incendios de opinión.

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