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Las dos vivencias que traemos a colación, son, una de un historiador y otra de un novelista, hechos ocurridos en un espacio de tiempo considerado, la del historiador a inicios del siglo XIX , y la del novelista a inicios del siglo XX.
Advirtiendo eso sí, que la escrita por el novelista Gabriel García Márquez, supero las fronteras de la provincia, porque su novela le abrió los caminos para consagrarse a nivel mundial y obtener muchos años después el apreciado premio Nobel de literatura, mientras la del historiador José María Cordovez Muore, “Reminiscencias de Santafé y Bogotá”, tiene sus lectores en la provincia y en el país, y que historiadores, cronistas e investigadores consultan paulatinamente.
El hecho a tratar es el símil entre el personaje de la novela y el personaje de la historia, ambos hechos acontecidos en el país, uno en Honda, puerto de relevancia desde el virreinato, y el otro en Macondo, pueblo imaginario donde sucedió algo parecido.
José Arcadio Buendía
García Márquez, narra en Cien años de soledad, que, José Arcadio Buendía, “Entonces agarró la tranca de una puerta y con la violencia salvaje de su fuerza descomunal destrozó hasta convertirlos en polvo los aparatos de alquimia, el gabinete de daguerrotipo, el taller de orfebrería, gritando como un endemoniado. Se disponía a terminar con el resto de la casa cuando Aureliano pidió ayuda a los vecinos. Se necesitaron diez hombres para tumbarlo, catorce para amarrarlo, veinte para arrastrarlo hasta el castaño del patio, donde lo dejaron atado. Cuando llegaron Úrsula y Amaranta todavía estaba atado de pies y manos al tronco del castaño”. (1).
Antonio Roncoy
José María Cordovez Muore, escribe en “Reminiscencias de Santafé y Bogotá”, sobre Antonio Roncoy, considerado como el “verdugo de Santafé”, un hombre temido desde cuando asesino, “a los padres Capuchinos”, de, “muerte violenta a dichos religiosos por el delito de ser fieles a su rey”.
Aunque los realistas le conmutaron la pena de muerte por este hecho, lo nombraron verdugo, pero esta vez de los patriotas criollos o chapetones. Algo que no le gusto, y cuando le correspondió ahorcar a un reo, lo hizo a media y prefirió huir a su tierra natal, Honda.
En Honda, no le fue nada halagüeño, “porque era temido, y las autoridades de la provincia iniciaron su persecución, pero en 1819, cambio un poco su vida ya que enrolo al ejército patriota, regreso como prócer de la independencia a Honda, luego de varios combates a cuestas. En Honda consiguió una plaza en el resguardo de aguardiente, pero prefirió la ilegalidad y se volvió contrabandista, y esto creo desconfianza de las autoridades contra él”.
“Achacado y agobiado por prematura vejez, cayo Roncoy en poder del jefe político de Honda, quien, en atención a que el preso era hombre peligroso e inquieto, lo hizo asegurar con una argolla en cada pie contra un hobo que había en el patio de la cárcel: allí sobre un lecho de estiércol y comido de gusanos, murió el ultimo verdugo de Santafé”. (2)
Un hobo y un castaño
Como se lee, a José Arcadio Buendía y Antonio Roncoy los amarraron a un árbol, uno a un castaño y el otro a un hobo. Curiosamente ambos venia huyendo por situaciones que tenía que ver la muerte. Roncoy por no querer asesinar patriotas criollos, aunque había asesinado uno, y José Arcadio, “huyéndole al fantasma de Prudencia Aguilar, a quien asesino clavándole una lanza en el cuello por haberse burlado de él por no haber consumado el matrimonio”. (3)
Comido por gusanos y hormigas
Como describe José María Cordovez Muore, Roncoy falleció, “allí sobre un lecho de estiércol y comido de gusanos, murió el ultimo verdugo de Santafé”.(4)
Mientras Aureliano, hijo de Aurelio Babilonia y Amaranta Úrsula Buendía, era consumido por las hormigas, así narro García Márquez; Aureliano Babilonia, “vio el niño. Era un pellejo hinchado y reseco, que todas las hormigas del mundo iban arrastrando trabajosamente hacia sus madrigueras por el sendero de piedras del jardín. Aureliano no pudo moverse. No porque lo hubiera paralizado el estupor, sino porque en aquel instante prodigioso se le revelaron las claves definitivas de Melquiades, y vio el epígrafe de los pergaminos perfectamente ordenados en el tiempo y en el espacio de los hombres: El primero de la estirpe está amarrado en un árbol y al último se lo están comiendo las hormigas.” (5)
En Honda, donde aconteció uno de los hechos, es desconocidos por las actuales generaciones, mientras lo acontecido en Macondo lo han leído muchos. Estos hechos idénticos, parecidos a estos, o peores, esta llena nuestra historia y la novela colombiana. Lo que sí, al hacer esta comparación, es que “A Roncoy lo amarraron a un árbol y se lo comieron los gusanos, antes, que, a José Arcadio y a Aureliano, en Cien años de soledad”
Notas
(1) Capitulo IV Cien años de soledad. Gabriel García Márquez. Pag 86
(2) . Roncoy el ultimo verdugo de Santafé. José María Cordovez Muore. Pag 879
(3) https://ciendesoledadpersonajes.blogspot.com/2019/03/jose-arcadio-buendia_30.html
(4) Roncoy el ultimo verdugo de Santafé. José María Cordovez Muore. Pag 879
(5) Último capítulo. Cien años de soledad Gabriel García Márquez. Pag 196, 197
Bibliografía
CORDOVEZ Muore J.M (1997) Reminiscencias de Santafé y Bogotá. Selene impresores. Bogotá
CIEN AÑOS DE SOLEDAD (2019) Personajes José Arcadio Buendía. Blog
Recuperado de https://ciendesoledadpersonajes.blogspot.com/2019/03/jose-arcadio-buendia_30.html
GARCIA Márquez G (2017) Cien años de soledad. Randon Huose Grupo Editorial. Barcelona. España
Ilustraciones
Fachada Cárcel la Ciega
Revista Cromos 1932 Cárcel la Ciega
Hombre amarrado a un árbol
https://img.lagaceta.com.ar/fotos/notas/2017/05/28/731473_201705272226060000001.jpg
*Miembro de Número Centro de Historia de Honda
Docente Investigador IED Puerto Bogotá, Guaduas
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