Llegó a Ibagué el sargento Róbinson Salcedo

Fiesta y júbilo se vivieron ayer en el Cantón Pijao, en instantes en que el sargento primero liberado ingresó a las instalaciones. La felicidad no se hizo esperar en los presentes.

"Lo primero por decir es agradecer a nuestro Señor; gracias a él estuve en alto, nunca decaí y en ningún momento me sentí abandonado”, expresó el sargento primero Róbinson Salcedo, ayer, en el Cantón Pijao de Ibagué.

Sobre las 9:00 de la noche hizo presencia el soldado, quien fue recibido con calle de honor en las instalaciones, después de un mes y 15 días de haber sido liberado.

Fuerte y firme, Salcedo, en todo su discurso, insistió en la gratitud hacia sus familiares por resistir durante tantos años, además que agradeció a la institución y a Dios.

Indicó que desde hace mucho tiempo quería venir a Ibagué, pero algunos inconvenientes -que no precisó- impidieron que visitara su casa con antelación.

Familia, amigos
y vecinos

Todos lo esperaban. Pitos, bombones, pañuelos, abrazos y besos: de todo se vio en el recibimiento. Martha Barrera, por ejemplo, no sabía qué decir, pues la dicha de poder abrazar y estar con su hermano no tenía explicación.

Ella, junto con los otros familiares, vecinos y amigos que esperaban ansiosos la llegada de Salcedo, no dudó en repetir que hoy se vivirá una gran fiesta en el barrio Nuevo Armero.
    
Cerca de él, su hijo
Jhonathan Salcedo tenía cuatro años cuando su padre fue secuestrado, ahora tiene 18 y es estudiante de tercer semestre de Ingeniería Industrial en la Universidad de Ibagué.

El joven estuvo cerca de su padre durante la ceremonia de recibimiento. Sin duda, era una felicidad tenerlo junto a él.

dato
La tragedia comenzó el 3 de agosto de 1998, cuando la guerrilla se tomó la base Antinárcoticos de Miraflores, Guaviare, asesinó a 19 personas y se llevó a 22 uniformados. Él y el sargento Luis Alfredo Moreno Chagüiza eran los últimos rehenes que quedaban cautivos de aquella acción de las FARC.

Credito
EL NUEVO DÍA

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