Probablemente nadie duda que América Ibérica sigue sin poder encontrarse a sí misma. Sus países crecen con el centro de gravedad situado afuera y no se preocupan por recuperarlo.
El sistema de seguridad social nació y creció en Colombia como política de Estado. Es un derecho fundamental consagrado por la Constitución y reforzado por un marco superior de principios-valores.
Cada individuo es distinto a los demás. Por eso, el factor identitario de una comunidad no se reduce a su manera de ser colectiva. Es un conjunto de valores a través de los cuales los pueblos se cohesionan en torno a unos ejes y, simultáneamente, se diferencian entre sí, pero también con los demás. En la identidad va implícito el valor de la diferencia que es una condición de las sociedades plurales de hoy.
En sus clases de Hacienda Pública, el cofrade Alfonso Palacio Rudas solía insistir en que la economía es una disciplina política: En torno al eje del pensamiento político gira el económico.
En América del Sur no son pocos los ciudadanos que descreen de las instituciones. Sus críticas van desde las carencias dirigentes hasta el mismo diseño institucional.
El hilo del ‘Encuentro Tolimense’ -que como lo registró El Nuevo Día, nació hace medio siglo- se ha roto varias veces, la última hace más de una década.
En 1972 se llevó a cabo el primer ‘Encuentro Tolimense’, inspirado por el entonces ministro Rafael Caicedo Espinosa. Fungía como gobernador Jaime Polanco Urueña y la Asociación para el Desarrollo del Tolima (ADT), presidida entonces por el médico Eduardo de León, se ocupó no solo de su temática sino de su logística.
El resultado del plebiscito chileno sobre la nueva Constitución suscita reflexiones válidas para todo el subcontinente. Igual cosa ocurre con las elecciones presidenciales de Colombia. Si bien los pueblos de América Ibérica son altamente plurales, tienen características comunes que podrían atenderse de manera semejante.
“Las primeras palabras” fue un libro escrito al alimón por Carlos Orlando y Jorge Eliécer Pardo hace medio siglo. Fue publicado tras el sueño de sus autores, dos muchachos que aún no cumplían los 25 años de edad, pero que le apostaron a la utopía con la confianza de quienes saben lo que quieren. Así nació Pijao Editores, la empresa editorial independiente más reconocida de Colombia.
Nuestro devenir histórico es, probablemente, similar al de cualquier otro país del mundo, pero cada pueblo debe asumirlo con vocación jubilosa y con sentido identitario. No importa si se trata de sucesos ilustres o dramáticos.