Hace unos años se pensaba que la reputación era un valor personal asociado con el cumplimiento de la palabra, la buena educación y las buenas costumbres.
El oro no tiene utilidad conocida, distinta a fungir como refugio del dólar y cebar la fatua vanidad humana. Su ecosistema es idéntico al del narcotráfico: prostitución, narcoguerrilla, políticos corruptos, devastación de la naturaleza.