No se rompan la cabeza, al final todo encaja

No obstante, no se queden sentados esperando que les sucedan las cosas. ¡Hagan que ellas ocurran! Y cuando se les presenten dificultades, supérenlas con dignidad.

Conozco gente que nunca ha tenido que tomarse una pastilla para el dolor de cabeza; no porque no le duela, sino porque ha aprendido a sortear las dificultadas con fortaleza y tesón.

Sé de hombres y mujeres que nunca se varan; si no tienen plata ni para el bus, se levantan y caminan hasta donde deban ir. Y algo mejor: ¡Hacen la travesía sin refunfuñar!

Bethoven nunca pudo usar audífonos ni oír su música en un equipo de sonido; y Cristóbal Colón zarpó a un mar desconocido con marineros sin experiencia. De hecho, según cuenta la historia, nadie daba un peso por él; ni siquiera la Reina Isabel, la que en el papel le siguió la cuerda.

Si hay miles de ejemplos de gente emprendedora, ¿Por qué aún existen tantas personas que se complican la existencia?

Se la pasan diciendo que no tienen oportunidades para triunfar; y se quejan de todo y por todo. Se sienten decepcionadas del mundo y de quienes le rodean: Vociferan, se amargan, alegan y les dañan el rato a cualquiera.

Algo peor: Hay quienes forman problemas donde no los hay. Dicho de otra forma, arman una tormenta en un vaso de agua.

Los hay por todos lados: en la oficina, en la casa, en la calle, en fin...

En estos días hay individuos que se quejan porque ha llovido mucho, y ellos mismos fueron los que la semana pasada maldecían porque el calor asfixiaba.

Vuelvo y pregunto: ¿Por qué se comportarán así?

Casi que se podría decir que son seres problemáticos o incluso se les puede tildar de ‘pesimistas ad honorem’.

Ellos se decepcionan con facilidad y, en más de una ocasión, culpan a los demás de sus dificultades.

Hoy les digo a ellos: No tiene sentido buscar razones para hacer que sus vidas sean insoportables.

¿Qué logran con ello?

¡Nada bueno!

Todo se reduce a un problema de actitud. De hecho, considero que existen dos clases de personas: las que siempre esperan lo peor de cualquier situación y las que imaginan lo mejor y esperan lo positivo.

¿Usted a cuál grupo pertenece?

En definitiva se trata de la manera en que cada quien percibe su realidad.

Y si se tiene en cuenta que ustedes tienen la responsabilidad de armonizar su mundo emocional, es preciso que hagan una autoevaluación y sean más resilientes.

La idea es darles un trato inteligente a los sentimientos o al menos no caer presos de las emociones negativas. De lo contrario, correrán el riesgo de que el mundo de afuera se convierta en el peor enemigo.

Ojo: No es la vida la que la que los decepciona, sino sus formas de verla.

Hoy los quiero invitar a solucionar problemas de un modo constructivo. Cambien las quejas por la creatividad y verán cómo harán cosas valiosas y trascendentales.

Todo esto implica que, a diferencia de lo que vienen haciendo, asuman las dificultades con calma y con una mente positiva.

¿Cómo convertir entonces una situación difícil en una oportunidad?

Lo mejor es comenzar por asumir que sí hay chance de salir adelante.

La gente que se preocupa por un problema no tiene presente que todo problema tiene solución; y si tiene solución no es problema. Y si no la tiene, simplemente es una realidad que deberá asumir.

El párrafo anterior, si bien parece un juego de palabras, es tal vez la mejor conclusión del tema de hoy. Los estoy invitando a hacer una declaración de paz interior y a ver la vida con la entereza que necesitan.

Sentirse terriblemente intranquilos y mantener pensamientos lúgubres en relación con las consecuencias posibles de un hecho es, en primer lugar, inútil por la sencilla razón de que con preocuparse no van evitar que algo suceda.

Señores ‘problemáticos’: No vuelvan a ser esas personas amargadas que son. Cambien su mal carácter por una actitud amable y alegre.

Ya es hora de entender que ustedes son los únicos dueños y responsables de la actitud que tengan y, por ende, de sus problemas.

Una última reflexión, que va acorde con el encabezado de esta página: Las angustias de la cotidianidad son pasajeras; no conviertan en tragedias las contrariedades de la vida.

 

Dato

Los demás no tienen por qué llevar el peso de sus problemas; cuando ellos lo atosiguen, prométase conservar la calma y actuar en pro de las soluciones.

Credito
EUCLIDES KILÔ ARDILA

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