Fuego amigo no es

Parece que al ninguneo y la incomprensión estamos expuestos quienes pensamos “fuera de la caja”, (pensar distinto) o rechazamos los anacrónicos paradigmas dominantes que, en vez de señalar al Tolima el norte correcto, lo desorientan y lo hacen vulnerable ante unas jaurías depredadora.

Laboratorio para construir región (III)

Bajo el supuesto de que la visión y la misión de Cooperamos era ser un medio relevante para hacer del Tolima región próspera, autonómica y socialmente incluyente, concluyo la sucinta historia de “Iguaima” como laboratorio experimental, localizado en el Cañón del Combeima (diría que influenciado por el “Centro Otálora” de Mondragón, Corporación Cooperativa del País Vasco), porque sus pródigos recursos naturales y su belleza paisajística entrañan un alto significado para la construcción del futuro ibaguereño y por tanto del Tolima.

Laboratorio para construir región (II)

Amplío la breve reseña sobre lo ocurrido en “Iguaima” haciendo especial mención al evento sobre construcción de región que por varios meses allí se realizó, con asistencia de notables pensadores y líderes del Tolima y orientado por el Instituto latinoamericano de planificación económica y social ILPES (organismo de la CEPAL), encabezado por Sergio Boisier, su director (q.e.p.d,), genuino pionero de los estudios regionales y locales en América Latina.

Laboratorio para construir región (I)

Luego de relatar la historia de porqué, hace tres décadas, Cooperamos decidió construir a “Iguaima” en el Cañón del Combeima (Ibagué), alguien sugirió escribir aquel relato porque, dijo el sugerente, mucho de lo expuesto aún tiene validez y contrasta con la caótica ruta que tomó tan vital ecosistema en tiempos que nos exigen preservar el medio ambiente, el agua y otros recursos naturales, tema por el cual alcaldes, ediles y políticos muestran falso interés, pues se hacen los de la vista gorda con lo que allí ocurre e ignoran lo que tendría que ocurrir.

Promeserismo regresivo, progresismo anestesiado

Aunque suelo evitar escribir en primera persona, confieso que a veces creo que mi insistente opinión sobre el futuro tolimense, por ser de cordillerano solitario (montañero, en acepción peyorativa), se desecha o que resulta estéril por plantearse en tiempo y lugar equivocado o porque, en su defecto, el extraviado y atemporal soy yo por porfiar en que el dilema esencial que debería animar la reflexión sobre nuestro futuro es si, algún día, el Tolima hallará la ruta del progreso.

El Tolima, su Tolima, nuestro Tolima

Como señalara en artículo anterior respecto al país, el Tolima igual es una histórica totalidad geoespacial del territorio colombiano, región concreta que, hasta hoy, no ha tenido la suerte de que sus pobladores, originarios y acogidos y con ellos sus líderes sociales, económicos y políticos, como sujetos conscientes, empoderados y actuantes, lo reconozcan como espacio objeto de desarrollo a construir a partir de su propio sentido histórico y no como territorio receptor, generalmente para mal, del viejo modelo centralista de país que se resiste a morir.

EL PAÍS, SU PAÍS, NUESTRO PAÍS

En otro artículo espero escribir sobre “el Tolima, su Tolima, nuestro Tolima”, pues la totalidad geopolítica nacional está compuesta por partes (regiones) que deben abstraerse para definir la responsabilidad del liderazgo concreto para construir progreso en una sociedad concreta.

Una noria, no un camino

Compartiéndolas y generalmente sin compartirlas, parto del respeto por las distintas formas de entender la cotidianidad tolimense y por el generalizado escepticismo por cuanto ocurre, pues solo respetando talantes, a mi juicio acertados o desacertados, pero siempre honestos, puedo expresar que mi percepción sobre esa cotidianidad señala que la vida tolimense gira como una vieja noria, donde cada nuevo día es copia degradada del ayer, pues salvo visiones miopes de futuro, no existe un camino que nos permita creer que el hoy es una jornada más hacia un destino imaginado.

Economía popular vs. Ortodoxia económica (II)

Explico el capitalismo popular recordando haber propuesto una reforma estatutaria del IBAL para que, partiendo de la premisa de que el agua es heredad de los ibaguereños, los usuarios adquirieran acciones, pagaderas en la factura.