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La época de los ‘golpes militares’ quedó atrás, en la historia de la región el principio de subordinación militar y policial a los gobernantes civiles democráticamente electos ha ganado fuerza, actitud que se espera de militares y policías, porque lo que ha evidenciado la realidad de la región es un avance importante en profesionalización y respeto a los marcos constitucionales de las Fuerzas Militares y de Policía en los diferentes países de la región.
Por ello se está debatiendo, en democracia, la necesidad de adelantar procesos de reformas policiales en varios países, sin que ello implique desbarajustes institucionales o preocupaciones más allá de las normales que genera todo proceso de reforma.
Pero no hay duda que los nuevos gobiernos en la región tienen por delante tareas importantes en el campo del denominado Sector Seguridad, donde la necesidad de reformas está al orden día, tanto en lo relacionado con las tareas y misiones de militares y policías, así como los aspectos normativos y regulatorios. Sin embargo, esto debe ser debatido y acordado en los escenarios propios de la democracia, en un debate argumentado y tranquilo, lo más desideologizado posible y por supuesto con participación de las propias fuerzas.
No hay duda, que hoy día las democracias de América Latina, han logrado dejar atrás ese pesado fardo de las amenazas de intervenciones militares y policiales en política –las decisiones políticas las deben tomar los ciudadanos electoralmente de forma periódica- y ello igualmente debe llevar a que cada vez más las Fuerzas Militares y Policiales deben contar con el apoyo de los ciudadanos, pero por supuesto acompañado de un escrutinio permanente a su actuar para que el mismo se ciña a la Constitución y la ley en cada país.
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