La convivencia y la territorialización del vicio y el delito

*

El delito es una consecuencia de una situación de degeneración social. Combatir el delito sin una estrategia de carácter social no deja de ser una medida de corto plazo, bajo impacto y, a la larga, poco significativa. Delincuente que se detiene o se da de baja, rápidamente es reemplazado por otro u otros. Y la situación se hace permanente si las acciones antidelictivas no poseen un componente social fuerte.

El consumo de drogas psicoactivas no es un delito, ya sean marihuana, LSD, cocaína, bazuco, éxtasis u otras. Aunque muchos consideran que si algunas personas se reúnen a consumir drogas, la Policía debe intervenir y detenerlas. Un adicto a la droga no es un delincuente, como no lo es un alcohólico, un fumador empedernido o un jugador consuetudinario de bingo o cartas. Lo que ocurre es que la adicción a las drogas, por el alto costo económico que involucra como vicio, se puede asociar al delito. Muchos drogadictos roban hasta en su propia casa para conseguir como calmar su adicción. Y si roban a su familia, abren la puerta para atracar a cualquier persona.

En muchos barrios sus habitantes han notado como los parques han sido tomados por consumidores de drogas y por delincuentes. Es algo así como un territorio tomado por ellos. En otras palabras, una territorialización del vicio y del delito. Pero esto ha ocurrido porque los ciudadanos han entregado estos territorios, porque se han refugiado en sus hogares o porque por miedo o indiferencia han permitido que sus parques y espacios públicos sean tomados por extraños, delincuentes y consumidores. La convivencia le ha cedido sus espacios al vicio y al delito. Es la desterritorialización de la convivencia y la territorialización del vicio y el delito.

La ciudadanía debe recuperar sus espacios públicos, debe volver a los parques, debe volver a reunirse en familia y con sus vecinos al aire libre. Los viciosos aprovechan que los parques quedaron abandonados por la gente de bien. Si la ciudadanía vuelve al parque los viciosos se desterrarán de allí.

La Secretaría de Cultura y Turismo debe apoyar este proceso acompañando la comunidad con su presencia institucional: teatro, títeres, danza, música, poesía, cine, etc. Igual cosa debe hacer el Imdri con deporte, recreación y recuperación de escenarios deportivos. La Policía también se vincularía con sus programas comunitarios, de orientación y por supuesto, vigilancia. Las secretarías de Salud, Gobierno y Educación apoyarían con sus programas de prevención de consumo de drogas psicoactivas, recuperación de espacio público y estilos de vida saludables. Infibagué colaboraría recuperando el alumbrado público y los parques…

No es solo con más Policía, con más alarmas comunitarias, cámaras y armas sofisticadas que se combate el delito y se logra mayor seguridad.

Se necesita participación y movilización de la ciudadanía. Y compromiso sin disculpas ni dilaciones por parte del Estado.

Credito
Angarita Lezama

Comentarios