A propósito de la discusión del Plan Nacional de Desarrollo del presidente Iván Duque, resulta imprescindible retomar uno de sus compromisos en campaña: “En la descentralización estatal que proponemos, los alcaldes y gobernadores colombianos tienen autonomía en el manejo de sus presupuestos. Así acabaremos con el clientelismo, la mermelada y la corrupción”, trinó en medio del debate con los demás candidatos desde Barranquilla el hoy mandatario de los colombianos.
No solo me siento identificado con el mensaje, sino que desde la Cámara de Representantes manifesté en varias ocasiones que es indigno para los alcaldes y gobernadores llegar siempre a Bogotá, donde está centralizado todo el poder político y económico del país con una ‘totuma’ a buscar los recursos para financiar sus proyectos locales.
Uno de los grandes problemas del centralismo, es que las políticas y normatividades que se dictan desde la capital de la República la mayoría de las veces no se aplican a los contextos regionales y muchos de los funcionarios son tecnócratas que no conocen las realidades de los municipios. Dentro de los problemas de los entes territoriales se encuentran las limitaciones presupuestales, endeudamiento, escasas herramientas tributarias, pleitos jurídicos (demandas) y el complejo acceso a fondos estratégicos de regalías, ciencia y tecnología, ya sea por carencia del personal idóneo para estructurar proyectos o desconocimiento de las relaciones y dinámicas del sector público.
Miremos ahora algunas realidades y carencias del Tolima en las cuales una política pública de descentralización y el apoyo presupuestal se hacen urgentes. En el caso de las plantas de beneficio, de los 47 municipios, 30 fueron cerradas y sus alcaldes no tienen planes o acceso a recursos para establecer las condiciones exigidas por el Invima para el sacrificio animal. De esta situación es evidente el peligro de la proliferación de ‘mataderos’ clandestinos. El país no puede jugando con su estatus sanitario ante la OIE, mucho más con lo ocurrido con la fiebre aftosa y la decisión de Rusia de no comprar carne colombiana.
De igual manera, se estima que el 75% de las vías terciarias está en pésimas condiciones, pero las mismas entidades del Estado no tienen los inventarios actualizados y sistematizados. ¿Cuál será el presupuesto del Invías para vías terciarias en 2019? Los municipios tolimenses de cuarta, quinta o sexta categoría no pueden realizar este tipo de intervenciones, porque su presupuesto es apenas para garantizar funcionamiento básico, priorizado a educación.
En Transporte escolar, los requisitos del Ministerio de Transporte, en materia de movilidad, tipo de vehículos y seguridad de estudiantes, hace impensable que este tipo de servicio se pueda establecer en municipios de cordillera. Y no es menos grave el tema de Alimentación escolar, en donde cubrir el programa en Tolima asciende a 160 mil millones, pero el MEN apenas gira el 8%.
Tales obligaciones no pueden recaer solamente en las gobernaciones y las alcaldías. Otro tema es el actual modelo de designación de los docentes, cuyo proceso debe ser aprobado por el MEN, pero a la hora de ser estos asignados a zonas complejas del territorio regional, terminan por dejar la vacante botada, lo que supone un desgaste para todas las instituciones involucradas y para los estudiantes de colegios, quienes terminan haciendo justas protestas para ser atendidos.
Sin duda, el modelo centralista está agotado, porque no interpreta las realidades de los territorios, les restringe el acceso a presupuestos o los distribuye inequitativamente, establece nuevas obligaciones en gastos a los territorios y sobre todo, porque desconoce que el progreso y el futuro del país están en nuestras regiones.
Senador
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