Demos un ejemplo: En el 560 a. C. tal vez sentados a orillas del Mar Egeo, charlaban sobre el origen de la vida Tales de Mileto, Anaximandro y AnaxÃmenes mientras en Babilonia y Egipto, la inteligencia bullÃa por doquier. Esa fue la SÃstole de brillantez y hubo de esperar la humanidad unos 70 años, para que se sentaran a tomar un cafecito imaginario Heráclito y Parménides, mientras Jenófanes hacia poesÃa y Teano, una filósofa sin conflictos de género, decidÃa si se casaba o no con Pitágoras.
La inteligencia no es un fenómeno aislado. Cubre los poros del planeta entero. Mientras Colón navegaba hacia tierra de Indias, da Vinci se entretenÃa inventando cosas, Maquiavelo jugaba a la diplomacia y Erasmo de Roterdam escribÃa el Elogio a la locura tomando té con Tomas Moro, mientras Paracelso curaba enfermos y Copérnico jugaba con las estrellas, todo ello al mismo tiempo, en distintos lugares, sin que existiera la internet o los teléfonos como para explicar tal fenómeno.
Si esta sÃstole – diástole fuese real, la última brillantez humana la vimos en los años 60`s. Kennedy era presidente en Estados Unidos, Le Corbusier llegaba al pináculo en la arquitectura, en Colombia y Venezuela caen las dictaduras militares, en Cuba triunfa la revolución, Francia hace explotar su primera bomba atómica y se convierte en potencia nuclear mientras los estudiantes se toman las calles, China y Rusia firman acuerdos comerciales, en Ãfrica Marruecos empieza a construir su independencia, Ghana se convierte en República, Nigeria inicia su gesta emancipadora. En Asia Vietnam se divide en dos estados, Ho Chi Minh pacta con Estados Unidos, y hasta en el Tolima, mi madre conocÃa a mi padre en un café de intelectuales de Bogotá (La Buhardilla), Gabo escribÃa El otoño del Patriarca y el pueblito del LÃbano donde nacÃ, estaba en ebullición. ¿Cómo puede suceder eso en todo el mundo?
Si vamos 70 años atrás, eran los tiempos de Uribe Uribe y de San Clemente y se cocinaba la Guerra de los Mil DÃas, y si vamos 70 años atrás, todas las naciones de América se estaban independizando y si vamos 70 años atrás, tal vez podamos apreciar en un café de Paris a Diderot charlando como si nada con Rosseau y dar lora a Federico el Grande mientras David Hume se agarra de las mechas con Adam Smith, y todo sin internet, ni teléfono, ni telégrafo, tal vez solo una onda mágica y en la mitad de esos periodos, puras Patrias Bobas.
¿Qué tiene esto que ver con mi mensaje para Delgado, Luis H y Espinoza? Tal vez la onda mágica tenga que ver con el incremento periódico de la población juvenil, lo que la naciente ciencia de la demografÃa denomina “bono poblacionalâ€. Cada cierto periodo de tiempo “la proporción de personas en edades potencialmente productivas crece de manera sostenida en relación con la de personas en edades potencialmente inactivas y las relaciones de dependencia descienden a sus mÃnimos históricos, para después aumentar como resultado del incremento de personas mayores. Una situación particularmente favorable para el desarrollo ya que aumenta la posibilidad de ahorro y crecimiento económico†(Cepal). Una generación que se resiste a partir y una juventud que se abre paso a codazos, empujones, argumentos o como toque.
En estos momentos quiero invitar a los gobernantes y a los gremios a pensar con enorme sentido de historicidad y de grandeza: piensen en la juventud, ellos serán los que reciban la diástole mágica de brillantez generalizada que nosotros no tuvimos. Los gremios económicos deben prestar atención a los relevos generacionales en las empresas familiares. Nuestro parque empresarial es setentero y se alista a un relevo generacional del cual pocas empresas sobreviven.
Los jóvenes están siendo geo referenciados en todo el mundo, serán el potencial electoral, económico, polÃtico e histórico de mañana y ello no es un discurso ¿o acaso no vemos el fortalecimiento del movimiento estudiantil? ¿Nuevos emporios económicos con empresarios de 30 años? ¿Crisis de gobiernos en Europa, Asia y Ãfrica? De corazón les invito a invertir en nuestros jóvenes con sabidurÃa: ellos verán la nueva diástole latir en su espÃritu, ellos serán testigos de los cambios históricos del planeta. Nosotros, lo digo con nostalgia, fuimos otra Patria Boba, la diástole que asiste desde la orilla de la historia, al teatro humano donde los cambios se avecinan de forma abrumadora.
Pensemos por un momento que existe algo que podemos llamar “inteligencia colectiva”, una cualidad que aparece y desaparece cada 70 años de la faz de la tierra (por poner una cifra). Una sístole de brillantez y una diástole de estupidez que gobierna el universo.
Credito
RICARDO CADAVID
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