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Podemos considerar hoy, bajo las circunstancias actuales del Covid-19 que existen dos grandes razones para que los ciudadanos decidan, ante cualquier excepción de la norma, salir de la casa.
Primero, indudablemente tenemos un problema social, que día a día tiende a crecer, un amplio sector de la población carece de los recursos suficientes para estar en la casa 15 días, un mes o porque no, 2 meses. Segundo, tenemos un grupo de personas que no tienen la condición anterior y deciden salir de su casa, esto es porque hay un optimismo y exceso de confianza en que no les va a dar el Covid-19. Y pues si señores, es a ustedes a quien va dirigida parte de esta columna, solo que espérenme un poquito porque primero debo resaltar la condición del primer grupo de personas, que es la que nos debe importar, porque es con ellos que tenemos una deuda social histórica, no con ustedes.
El primer grupo padece una crisis económica y social que lleva a que un alto número de ciudadanos tengan que salir a la calle a buscar el sustento diario que le permita comprar el alimento suficiente y subsistir, o más bien sobrevivir, o tal vez estoy exagerando, solo alcanza para vivir a esta crisis sanitaria, que por más que sea sanitaria, despejó la nube que no nos dejaba ver el tamaño de la problemática social de nuestro país, de nuestro departamento y nuestra ciudad, claro que pensándolo bien, ya la habíamos visto, pero no la habíamos resaltado.
¡Solidaridad! es lo que se requiere en este momento de crisis, solidaridad de nosotros hacia nuestros amigos, vecinos, conocidos e ibaguereños, pero también solidaridad del gobierno hacia sus administrados y que de una vez por todas entendamos que lograr la reactivación económica y social del municipio requiere la inversión, en primer lugar, del capital humano representado en la salud y la educación para darle las herramientas a la persona en si misma, hay que invertir e iniciar invirtiendo desde abajo, desde la base: esto se llama solidez social que nos va a soportar el esfuerzo necesario para la solidez económica.
Pero ustedes, los del segundo grupo, los que se pueden quedar en la casa, porque tienen con qué, y no lo hacen, déjenme decirles que padecen un sesgo cognitivo que, Richard Thaler –Premio Nobel de Economía 2017- y Cass Susnstein en su libro “Un pequeño empujón”, denominaron optimismo ilusorio. Son ustedes los mismos superhéroes que aún conociendo los riesgos estadísticos de padecer cáncer por fumar, fuman porque creen que a ustedes no les va a dar. Están sobreestimando su inmunidad personal y están siendo un tanto irracional.
A diferencia del ejemplo del cigarrillo, en el caso del Covid-19 no solo están poniendo en riesgo su salud, sino la mía y la de todos los que habitamos esta bella ciudad, es por su optimismo desbordado que se necesita más que un decreto que se los ordene, necesita que la autoridad se los recuerde a través de una multa y, porque no, un encierro preventivo o un proceso penal.
Pero les tengo una mala noticia, el hecho que ustedes crean que son inmunes, que a ustedes no les va a dar, que ustedes se cuidan por donde pasan, les recuerdo que en Italia, al momento de escribir esta columna, van 8165 personas fallecidas y 80.539 casos reportados y no creo, estadísticamente hablando, que usted sea más inmune que un número tal de personas infectadas.
Así que, ustedes que están buscando cualquier excepción del decreto para salir de sus casas, les digo: #QuedemonosEnCasa entre más tiempo tomemos en acatar estas medidas, más tiempo tenemos que permanecer en aislamiento social obligatorio.
Al gobierno también, pongámonos en sintonía con las necesidades económicas y sociales de aquellos que tradicionalmente hemos olvidado y, por esta vez, recordémoslos. A nosotros mismos que podemos extender una mano amiga a quien lo necesite, hagámoslo, no es cuestión de ser buenos o malos, no es cuestión de bendiciones o castigos, es cuestión de ¡SOLIDARIDAD!
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