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Esto por dos razones principales: porque no tienen un computador ó porque no tienen acceso a internet, aspectos fundamentales no solo para el desarrollo de la educación, sino también para el desarrollo económico y social del territorio.
Viendo esto, creo que la historia nos puede decir a qué debemos apostar si queremos cambiar el destino de nuestro territorio.
En el siglo XVIII aquellos países que se opusieron a la imprenta tuvieron consecuencias en la alfabetización, la educación y el desarrollo económico. Por ejemplo, en el Imperio otomano solo el 3% de la población estaba alfabetizada, mientras que, en países como Inglaterra, Alemania y Países Bajos, que no tuvieron este tipo de oposición y por el contrario fueron receptivos e impulsaron la masificación de la imprenta y la impresión de libros, el porcentaje de alfabetización era superior al 50% de la población, promediando los índices entre hombres y mujeres. Ya hemos visto como ha sido el desarrollo en estos países europeos a lo largo del tiempo.
Esta “decisión” de masificar o no la implementación de la imprenta en el siglo XVIII, y su incidencia en la alfabetización de la población, coincide con un periodo muy importante en el desarrollo económico, social y tecnológico de la historia: La Revolución Industrial.
Hoy, en pleno siglo XXI estamos en presencia de lo que llamamos la cuarta revolución industrial, bajo un componente de utilización de tecnologías, intercambio de datos y automatización de los procesos, ¡todo esto a través del internet! Y aquí sí debemos preocuparnos, porque no podemos quedarnos en una segunda fase de analfabetismo por cuenta del retroceso que representa la falta de acceso a internet o, peor aún, a un computador.
Según el indicador básico de TIC en los hogares, realizado por el Dane el 29 de agosto de 2019, en el departamento del Tolima, el 26,3% de los hogares posee computador portátil, el 15,2% computador de escritorio y el 8,2% tabletas. Por otro lado, en lo relacionado a la conexión a internet, tenemos en nuestro departamento que el 53,3% de los hogares tienen acceso a internet, si bien en este último indicador estamos en el promedio nacional, estamos hablando de la mitad de los hogares, no de las personas, que conforman el departamento.
Cifras nada alentadoras para los interrogantes que se han venido planteando en torno a ¿qué tan preparados estamos para la educación virtual?, ¿estamos listos para la transformación de los mercados a través del internet? Y la respuesta es que no frente a un grupo poblacional, el que no ha podido acceder ni a internet ni a un computador, como resultado, puede ser, de lo desigual que es nuestra sociedad. Así que, a reducir la brecha para no llegar a ser unos analfabetas de las comunicaciones y a montarnos en el tren del desarrollo de la cuarta revolución industrial.
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