El tal dilema no existe, es vida y economía

Camilo Ernesto Ossa Bocanegra

Hace algunas semanas nos vendieron la idea de un falso dilema entre vida o economía y resulta que el tal dilema no existe, primero: ¡la vida! claro está, pero también se necesitan las condiciones necesarias para subsistir con un mínimo de garantías que aseguren la dignidad en el ser humano, esto es, un equilibrio perfecto que nos permita, como sociedad, salir adelante de esta crisis económica, sanitaria y, por supuesto, social.
PUBLICIDAD

Los más de dos meses de aislamiento social obligatorio buscaban asegurar el fortalecimiento de nuestro sistema de salud y la red hospitalaria para soportar los embates de un virus, frente al cual, aún no se ha llegado al pico de contagios. Este factor, el hospitalario, es fundamental para lograr la reactivación económica, que día a día se hace más necesaria, sobre todo ahora que conocemos el último índice de desempleo de nuestra ciudad y que ¡es toda una calamidad!.

Dado que le cargamos al sistema salud, sí como lo leen, a nuestro sistema de salud, soportar las consecuencias de la reactivación económica, esto requiere tener una política pública integral de atención y de infraestructura. Hacer el cerco epidemiológico, realizar pruebas masivas a los ciudadanos y una promoción del autocuidado como prevención de contagio, son solo algunas de las acciones que se deben realizar para ganar la batalla al Covid-19.

Sumado a lo anterior, la infraestructura es fundamental y, según cifras del Ministerio de Salud, en Ibagué, una ciudad de más de quinientos mil habitantes, existen actualmente 160 camas UCI para atender a todos los pacientes que requieren asistencia en cuidados intensivos. En el camino de la crisis veremos si las camas son suficientes o si por el contrario, una vez se comience a llenar la capacidad instalada de éstas, será necesario volver al aislamiento obligatorio en las condiciones iniciales, algo realmente devastador para la economía, no sólo local, sino nacional.

A la par, la reactivación económica debe venir, sino miremos el último índice de ocupación, según el boletín oficial del DANE, que ubica a Ibagué en el segundo lugar de desempleo con el 25,1%, lo cual es angustiante, sobre todo porque en el actual Plan de Desarrollo “Ibagué Vibra 2020-2023”, que ya fue aprobado en el Concejo Municipal, no existe una idea clara del objetivo de desarrollo al que le está apuntando la actual Administración. Esto es fundamental para lograr la reactivación económica, generar empleo, vincular a nuestros jóvenes a la vida productiva y emprendedora y, por supuesto, lograr empujar el desarrollo económico y social hacia un mismo norte. Debemos ser categóricos en afirmar que no basta sólo con reabrir el comercio, se necesita algo que va más allá  y es generar una reactivación económica integral.

El éxito en el futuro próximo de Ibagué y del departamento del Tolima radica en la forma que nos organicemos como sociedad, por un lado con un sistema de salud en capacidad de soportar los efectos de la reactivación, y por el otro, descubriendo la vocación de nuestro territorio, con miras a alcanzar el desarrollo económico y social, teniendo como protagonista fundamental a unas instituciones políticas abnegadas generando incentivos a la inversión y a la educación y no egoístas que privilegien a un grupo o sector de la población, ahondando la brecha de la desigualdad que existe entre los habitantes de este territorio.

CAMILO ERNESTO OSSA BOCANEGRA

Comentarios