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Sin lugar a dudas, la crisis económica es una de las principales preocupaciones para los ibaguereños, donde el índice de desempleo de la ciudad se encuentra en el 25,1%, una cifra bastante preocupante, por no decir calamitosa, que impacta negativamente el desarrollo económico y social de la ciudad, máxime cuando día a día vemos cómo las empresas van cerrando debido a la crisis y la incertidumbre que genera el camino que falta por recorrer.
Sin embargo, hay un hecho que pareciera ser que ha pasado desapercibido, es la expedición de la Resolución No. 20490 de 2020 de la Superintendencia de Industria y Comercio –SIC-, en la cual fija los criterios para la realización de acuerdos de colaboración entre competidores, para hacerle frente a la crisis económica generada por el Covid-19 en el país.
Un acuerdo de colaboración, en palabras de la SIC según la resolución en comento, “es aquel en virtud del cual dos firmas que se encuentran en el mismo eslabón de la cadena productiva y que están compitiendo efectivamente en el mercado, combinan sus recursos o unen parte de sus operaciones, con el fin de alcanzar determinadas metas comerciales”. Algo que en definitiva constituye una herramienta importante de la cual podemos echar mano para evitar que nuestras empresas cierren masivamente, verificando siempre que, dicho acuerdo, no afecte la libre competencia en el mercado donde participan estas empresas, en busca siempre de la eficiencia económica, el bienestar de los consumidores y teniendo como obligación reportar a la SIC la celebración del acuerdo.
Esta misma resolución, en el considerando 3.a., nos dice que estos acuerdos deben buscar, entre otros fines, “compartir riesgos, reducir costos, incrementar inversiones, agrupar conocimientos técnicos, aumentar la calidad y variedad de los productos o lanzar de manera más oportuna determinadas innovaciones”, una herramienta muy útil que debe ser usada para salvar empresas o emprendimientos y en consecuencia, conservar los puestos de trabajo, una prioridad desde la perspectiva económica.
Debemos tener claro que la crisis actual ha venido afectando y transformando drásticamente la fabricación, distribución, venta, consumo de bienes y prestación de servicios, debiendo así buscar nuevas formas de asociación que permitan conservar la individualidad de la marca, pero actuando en conjunto para alcanzar una meta determinada consistente en la obtención de los recursos suficientes para no desaparecer.
No es una tarea fácil, pero que la pueden adelantar los mismos gremios económicos en asocio con la Administración municipal, haciendo un estudio de mercado de bienes y servicios similares o sustitutos que ofrecen aquellas empresas que están al borde del cierre, para asociarlas y ayudarlas a realizar un acuerdo que en conjunto permita hacer frente a la crisis, continuar operando y salvando puestos de trabajo. No puede convertirse la pandemia en una negación a la libertad de empresa, por el contrario, hay que juntar esfuerzos institucionales para realizar dicha libertad de manera eficiente y equitativa. ¡Esto sí que reactivaría nuestra economía local!.
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