Apostémosle a las economías colaborativas

Camilo Ernesto Ossa Bocanegra

Las instituciones son fundamentales en la radiografía del desarrollo y el crecimiento económico en cualquier sociedad, pero en especial en la nuestra, si lo ponemos en términos de Douglass North, las instituciones son “restricciones que surgen de la inventiva humana para limitar las interacciones políticas, económicas y sociales”, en ese orden de ideas son las que ponen las reglas de juego en nuestra sociedad para alcanzar la meta del desarrollo, de ahí la importancia sustancial que representan.
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Viendo el último índice de ocupación, según el boletín oficial del Dane, que ubica a Ibagué en el segundo lugar de desempleo con el ¡31,7%!, aspecto sobre el cual bastante se ha escrito y se ha alarmado, surge un interrogante básico pero fundamental: ¿Qué están haciendo las instituciones políticas y económicas en Ibagué para la generación de empleo? La respuesta es que no se sabe con exactitud, pareciera ser que las esperanzas están fincadas tanto en la reapertura económica, que en realidad es una reapertura del comercio, como en una jornada “exitosa” del día sin IVA, sin atacar la estructura del problema que afecta nuestra ciudad.

La historia lo ha señalado en múltiples ocasiones, donde el paso del tiempo o las preferencias de los individuos suelen cambiar, en ocasiones, drásticamente los mercados, generando consecuencias negativas y, a veces, desastrosas en las empresas, eso ha ocurrido con el Covid-19, pero también con la aparición de la tecnología o del paso del tiempo, todo porque estamos enfrentando una sociedad cambiante, que, en términos de Rachel Botsman, ve el consumo de las cosas como algo colectivo y no individual, es un nuevo auge del consumo colaborativo. De suerte que no podemos seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes.

Sólo por citar un ejemplo, recordemos que Blockbuster fue la cadena más grande de servicios de alquiler de videojuegos y películas en el mundo. Inicialmente alquilaban a través de tiendas, posteriormente por correo y finalmente mediante la tecnología de streaming. En el año 2010-2011 Blockbuster se declaró en bancarrota y cerró todos sus locales de alquiler de películas en todo el mundo. La razón principal de la quiebra estuvo relacionada, en países ricos, con la aparición de negocios como Red Box o Netflix y en países en vía de desarrollo, además, con la piratería de contenidos. Lo que nos arroja una conclusión más que obvia, o nos adaptamos y nos transformamos o el panorama seguirá siendo desalentador.

La salida puede estar en la economía colaborativa como modelo de negocio a implementar para facilitar actividades mediante plataformas creando mercados para el uso temporal de mercancías o servicios ofrecidos por particulares, una forma de dinamizar la economía y transformar el empleo y las oportunidades. Esto requiere el direccionamiento de unas instituciones políticas y económicas inclusivas, a la altura del reto y el compromiso, evitando la tragedia que trae consigo la ambición, el egoísmo y el disfuncionalismo, estos últimos como una explicación de la pobreza.

CAMILO ERNESTO OSSA B.

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