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Existe una relación de correspondencia entre empleabilidad y competitividad, nada más miremos el caso de Manizales, una ciudad de aproximadamente 434.000 habitantes, que ocupa el puesto número de tres en el índice de competitividad por ciudades, con una tasa de desempleo, según el último boletín oficial del Dane, del 21,4%, diez puntos por debajo en desempleo y once puestos por encima en competitividad frente a Ibagué. Dicho de otra manera, generar condiciones de competencia y rivalidad son factores determinantes para generar confianza a la inversión. Dentro de la estructura de competitividad esto está contenido en la eficiencia de los mercados y el ecosistema innovador, aspectos claves que requieren la creación de proyectos que encaminen a la ciudad a su verdadera vocación productiva con miras a lograr el desarrollo.
Sin embargo, dentro de dicha estructura de competitividad, existen dos componentes claves que deben servir de soporte al crecimiento económico de la ciudad, donde juegan, sin lugar a dudas, un papel preponderante la salud y la educación. Todo esto como un ecosistema que debe prepararse y debe preparar la ciudad para alcanzar la competitividad. Por esa razón necesitamos fortalecer esos dos pilares fundamentales que son de suficiente relevancia en nuestro futuro para salir del estado somnoliento en el que nos encontramos hace ya bastante tiempo.
En relación a la salud, hace un par de meses en este mismo espacio, en la columna titulada “Una reflexión sobre la integralidad de la salud”, traje a colación un estudio publicado en la Revista The Lancet Global Health, en el cual se establece que trasladar recursos de otro tipo de enfermedades, para atender el Covid-19, puede generar, en el agregado total, más muertes que las que ocasionaría el mismo Covid-19. Algo que tal vez nos trae a la memoria lo que ocurre hoy día cuando vemos que, las camas UCI de la ciudad, están siendo ocupadas, principalmente, por pacientes con otro tipo de enfermedades diferentes al Covid-19, lo que nos puede señalar que, más que apagar incendios, nos hace falta una política pública integral en materia de salud con cobertura y acceso universal.
Frente a la educación, también tenemos un reto enorme, a la altura de quienes quieren entender que este factor es determinante y que un cambio en el destino de la ciudad, requiere iniciar, con nuestros niños, niñas y adolescentes, el camino de la trasformación desde temprana edad, continuando con la educación superior para el cambio, por esta razón, aparte de justa, la reclamación de los estudiantes de la Universidad del Tolima en cuanto a la #MatriculaCero, es necesaria para evitar la deserción escolar, porque esto sí que es un atajo a la pobreza.
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