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Para la muestra dos botones: el 9 de abril de 1948 y el 19 de abril de 1970. Fechas que poco dicen para las nuevas generaciones, pero que impactaron en los que hoy caminamos lentos y un poco cansados, por estas edades existenciales de los sesenta y de los cercanos setenta, ya casi por cumplir.
En 1948 fue asesinado Jorge Eliécer Gaitán, frustrando un liderazgo popular que se encontraba en las puertas del poder. En 1970 esas mismas oligarquías, con sus descendencias rejuvenecidas, le robaron de frente el triunfo al candidato de los sectores populares agrupados en Anapo (Alianza Nacional Popular), el General Gustavo Rojas Pinilla, para entregárselo a Misael Eduardo Pastrana Borrero, quien terminó siendo el Presidente de la República para el periodo 1970- 1974.
Ese 19 de Abril, dio origen años después al Movimiento 19 de Abril. Meses más tarde, varios jóvenes tomarían como sigla de su organización político-militar esa fecha, para revindicar la lucha armada en el proceso de conquista del poder popular en Colombia. Su aparición pública fue novedosa. Se presentaba el M-19 como un antiparasitario, desligado de todo planteamiento político. Más tarde, surgieron apoyando la candidatura de María Eugenia Rojas a la Presidencia de la República en 1974: “Con el pueblo, con las armas, con María Eugenia al Poder”, fue la consigna.
Dentro de los fundadores y promotores del Movimiento se encontraban congresistas de Anapo, - alumnos, amigos y seguidores del pensamiento del nacionalismo popular y bolivariano enarbolado por el Maestro Antonio García Nossa - , en pleno ejercicio de sus funciones legislativas, como Carlos Toledo Plata, Israel Santamaría y Andrés Almarales, que meses más tarde, saltaron del Capitolio en Bogotá a las montañas de Colombia, a predicar y combatir con las armas a la oligarquía bipartidista, en búsqueda de instaurar un socialismo a la colombiana. Por una patria más nuestra y justa.
Ahora bien: ¿Para qué este recuerdo histórico? Primero, para despedir un nuevo mes de abril. Y segundo, para no perder la memoria histórica en estas épocas de olvido de parte de nuestro cercano y remoto pasado. Ubicarnos en el presente en procura de alcanzar la realización de esos objetivos, que siguen siendo - recordando frases de Álvaro Mutis - “sueños intactos”.
En este sentido, precisar que las armas ya no son opción de poder popular y ciudadano. El poder político está en el voto. Un voto consciente, democrático, ligado a una concepción de desarrollo integral de la Nación. Eso también nos lo enseña un mes de abril.
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