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De eso tan bueno no dan tanto, enseñaban los abuelos. Se trata, más de ponerle dinámica a las cercanas elecciones, que lenta pero perceptiblemente empiezan a copar los espacios de proselitismo electoral, que de un trámite serio y responsable de esta necesaria decisión.
Que los actuales congresistas logren tramitar leyes que los despojen de sus estupendos y especiales privilegios, de entrada, no es creíble. Ni ahora, ni cuando las presentaron ya varias veces, en legislaturas anteriores. Van a exhibir, y claro está, radicar dichas iniciativas. Con esa actuación, varios de ellos se lavan las manos y pretenden aparecer como congresistas austeros y eficientes.
Ese harakiri de despojarse de los privilegios económicos y políticos, arrancando por reducir y congelar sus elevados salarios en comparación con el ingreso promedio del país, -también conocidos como dietas - no se lo van a hacer. Recordemos que el harakiri es una forma de suicidio ritual practicado en Japón por razones de honor o por orden superior, consistente en abrirse el vientre con un corte de izquierda a derecha. Por acá, la derecha ni la izquierda, -políticamente hablando- son punto de partida de semejante sacrificio burocrático y presupuestal.
Ni menos congelando esos sueldos parlamentarios, o de privilegiados funcionarios que devengan más de 20 salarios mínimos. Tampoco con la nebulosa propuesta de reducir a la mitad, el número de congresistas actuales.
Sin embargo, ya se han radicado serios proyectos en este sentido. Uno de ellos, propone congelar el salario de senadores y representantes, y de funcionarios que devenguen más de 20 salarios mínimos, durante cinco años. Otros plantean congelar, los topes de 20 y 30 salarios mínimos como sueldo de los congresistas, con reajuste anual igual al incremento del salario mínimo. Buenas intenciones.
Y esa avalancha de plausibles iniciativas crece: la Alianza Verde propone que la remuneración mensual de los congresistas y servidores públicos no exceda de 25 salarios mínimos legales mensuales vigentes (22.7 millones mensuales). Otros – el Centro Democrático - plantean reducir el número de congresistas a la mitad, o sea, 51 senadores y 106 representantes a la Cámara, iniciativa que traería un ahorro para el Estado de 316.400 millones de pesos. Propuestas que han sido presentadas recientemente por varios partidos políticos. Pero, todo parece indicar que el final de esta botada de corriente legislativa, será el hundimiento del proyecto. Ya se ha hundido cinco veces, nada más ni nada menos, que en los últimos tres años. Es predecible entonces, la viabilidad de su sexto hundimiento, más que su pronta aprobación.
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