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Conforme a esos sondeos de opinión, Petro pica en punta con una percepción favorable (42 %) superior a su desfavorabilidad. Lo siguen, Juan Manuel Galán (29 %), Sergio Fajardo (25 %), Rodolfo Hernández (16 %).
Estas encuestas tienen para Petro, su lado bueno y también su punto malo. Lo bueno, que se consolida desde ya como una alternativa real y cierta de posible triunfador. La mala, que abre con afán las puertas a una futura alianza de todos contra Petro. En las instancias democráticas, todo bien. Sin embargo, no se descarta la unión también de todas las expresiones de la derecha colombiana. Desde la respetable derecha académica, pacífica y democrática, hasta la tenebrosa derecha guerrerista que ha sembrado, y siembra, dolor y muerte en muchas regiones del país.
Esa derecha guerrerista, intentará polarizar la opinión política nacional, degradando el debate programático relacionado con la concepción del Estado Social de Derecho y el desarrollo integral de la nación, a la creación falsa y delirante de amenazas y miedos infundados ante la posible victoria de su contradictor electoral.
Petro, es justo y necesario reconocerlo, les madrugó a sus competidores políticos, - de derecha, de centro y de izquierda - y los cogió electoralmente en piyama. Ya le ha dado más de dos vueltas al país presentando sus propuestas. Y ha realizado giras internacionales de indiscutible trascendencia política y de expectativa gubernamental. Está en campaña hace rato.
Ahora sus contradictores, tienen que empezar a toda prisa a promover sus alfiles presidenciales; pactar alianzas y buscar espacios de opinión con propuestas programáticas, que en verdad, están bastante embolatadas. Arrancarán un poco lentos y con evidente retraso.
Todo hace presagiar, que al final llegarán unidos desde sus espacios electorales, a competir con el candidato alternativo. Pero no se vislumbra, hasta ahora, un candidato con los quilates para enfrentar la opción alternativa que pregona la necesidad de establecer un Nuevo Pacto Social. Petro pica en punta. Lleva la delantera, en esta carrera presidencial, que ya empezó con prisa pero también con calma.
De seguro, cree también en el aforismo aquel que enseña que al que madruga dios le ayuda. Y madrugó, bien temprano. Ahora tiene que esperar con calma, la ayuda electoral, que es eminentemente terrenal. Amanecerá y veremos.
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