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En este sentido, una de las novedades políticas por resaltar, -en este fresco y novedoso acuerdo- lo constituyen los temas y formalidades de amplia y abierta discusión democrática de las iniciativas legislativas y gubernamentales, que no nacen ni se forjan desde los partidos tradicionales de la política colombiana.
Los congresistas de dichos partidos tradicionales, y sus voceros nacionales, con representación en el actual Congreso, no fueron actores sino espectadores de este importante hecho político nacional.
Por ahora, todo es una plácida y alegre luna de miel. Hermosos cantos de sirena: “Trabajaremos conjuntamente en la construcción de las reformas que requiere Colombia, para el bienestar y progreso de todos y todas” entona y canturrea muy alegre y simpático Miguel Ángel Sánchez, secretario General del Partido Liberal. Ojalá conserve esa alegría cuando se presenten en concreto los urgentes y necesarios proyectos de reforma agraria y financiera, que claman con apremio los sectores democráticos en defensa de los intereses de las mayorías sociales del país. Los cambios que requiere Colombia son serios. Y las fuerzas políticas tradicionales no han estado al lado del pueblo sino de las que Gaitán llamaba en sus fogosas y admirables piezas de oratoria popular, las “oligarquías”. Que entre otros detalles, aún están vigentes y bien representadas por sus directos herederos.
Hablando de cambios, no podemos soslayar que el senador Iván Cepeda, anuncio la presentación de proyectos legislativos en las sesiones que se iniciarán el próximo 20 de Julio, y relacionadas con las reformas agraria, tributaria y política, que pisarán sensibles callos de encumbrados, poderosos y acaudalados personajes nacionales, también conocidos como célebres terratenientes y camaleónicos pulpos financieros.
El asunto entonces no es tan baladí y folclórico. Está en juego la consolidación del Estado Social de Derecho en concordancia con los ejes rectores enunciados en la Constitución de 1991. Y este objetivo de avance democrático, siempre ha tenido a la sombra, y también a plena luz publicitaria, sus enconados detractores de siempre. El reto entonces, es avanzar en democracia y en justicia social a favor de las mayorías sociales en Colombia. Así de sencillo.
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