La fantasía fue muy corta para creer que fue una realidad, la salida del rector José Herman parecía la solución, ya muchos hacían sonar el eco de sus voces al decir que la universidad saldría de ese estado de pesimismo, incertidumbre y crisis estructural. Pero no fue tan verídico el remedio, pareciera que la famosa “cura” contra los males del alma máter adquiere mayor probabilidad de no realizarse y hasta ahora la chanda sigue aumentando hasta un punto que no tiene dimensión.
La ruta parecía sencilla, para los huelguistas, esos mismos que cuando deseé hacerles una entrevista se rehusaron a dármela, y apelaron a decir que mi presencia “no era grata para ellos”. ¿Desde cuándo algunos personajes son los “representantes” de la universidad ante asuntos tan fundamentales como es la educación pública?, ¿Pero a qué viene el recordar de este momento? con tantos personajes que siguen ensanchando la burocracia de la institución.
En efecto, la Universidad del Tolima ha carecido de un proyecto misional frente a sus principales problemas, al no tener la capacidad de auto-sostenerse, peor sería proponer alternativas a las dificultades de la región. Véase: http://www.elnuevodia.com.co/nuevodia/opinion/columnistas/283042-un-proyecto-en-fracaso
Un claro ejemplo de esta particularidad resulto ser el show mediático del actual rector encargado el Dr. Ómar Mejía que en menos de unos meses sigue inflando la contratación al interior de la universidad, ha construido una imagen que claramente se identifica con la clase política tradicional del departamento, sin mencionar sus nexos políticos aunque niega ser cuota del actual gobernador, a su interior se ha fortalecido una red política de cómo administrar la universidad.
Bien lo decía el exrector José Herman: “la universidad necesita ser refundada” véase: https://soundcloud.com/elnuevodiaibague/entrevista-con-el-rector-saliente-de-la-ut-herman-munoz-nungo, algo que en su gobierno nunca pudo desarrollar debido a su incapacidad de gobernar, aquí aplica el dicho “no todo buen académico es administrador, y no todo buen administrador es académico”, y lo que dejó fue un escenario más politizado en el alma máter, haciendo correr la tesis de que “ la universidad es un espacio de favores políticos” lo contrario a su discurso que tanto defendió de la excelencia académica, y que curiosamente el actual administrador del negocio educativo sigue reforzando con sus prácticas partidistas.
Aquí aplica el viejo adagio: “El mismo perro, pero con diferente dueño” teniendo como referencia una serie de particularidades: 1) su carácter autoritarista por imponer sus decisiones administrativas; 2) el juego político que está generando al interior de la institución buscando crear mecanismo que lo auto-legitimen; 3) su propuesta de vulnerar la democracia participativa demostrando que el estudiante no “tiene la capacidad de pensar”, pero en especial su tinte discursivo que sólo refleja la incapacidad de pensar un proyecto de universidad, una gran contradicción entre el discurso y la práctica. Véase: http://www.elolfato.com/omar-mejia-asume-como-rector-encargado-de-la-universidad-del-tolima/
No cabe duda, la universidad sigue empeorando y todo debido a los pésimos manejos administrativos, lo que evidencia que la burocracia ha traspasado la academia, y las redes politiqueras, la influencia de designar puestos a dedocracia y la incapacidad de construir proyectos en común son el reflejo de la contradicción que tiene actualmente la UT. Palabras más palabras menos sigue el ruedo con Ómar Mejía, esperemos que cuando ya no tengan recursos para los pagos “puntales”, vuelvan los huelguistas y otros sectores que lograron sacar a uno por su falta de autoridad, y pusieron a este que muestra abusos de la misma.
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