En México, la pintura mural ha tenido un gran auge a través de los tiempos, especialmente desde obras ubicadas en conventos e iglesias. Diego Rivera, ya en el Siglo XX, se destacó como representante del movimiento muralista mexicano y americano.
Uno de sus inmensos murales, el 'Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central', que pintó en 1946, sufrió daños importantes en el terremoto de México del año 85. Pues, para preservarlo, los mexicanos, que se caracterizan por ser un pueblo muy orgulloso de su ancestro indígena y de su patrimonio histórico y cultural, trasladaron al Centro Histórico este mural de uno de sus pintores más representativos y construyeron el Museo Mural Diego Rivera para alojarlo, en un ejercicio que se convirtió en una actividad importante para los ciudadanos. Prácticamente, la única obra de este museo es el mural de Rivera; y, claro, han dejado un espacio fotográfico importante para contarle al visitante el proceso que siguieron en el traslado la obra.
En Ibagué, también tenemos un bello mural que se llama 'Nosotros los Pijaos'. Con ese nombre, el maestro Jorge Elías Triana quiso dejar un testimonio visual de un trozo de nuestra historia tolimense, para el disfrute de todos. Está ubicado en el Edificio de la Gobernación, en el que debería ser el sitio más visible, atractivo e importante del Centro, frente del recientemente remodelado Parque Murillo Toro.
Lamentablemente, nuestro mural hoy se encuentra en un alto grado de deterioro porque las administraciones departamental y municipal de los dos gobiernos anteriores no se interesaron precisamente por preservarlo. Pero, además, el Mural está en medio de un enredo administrativo desde el período del Gobernador Osorio que, en seis años, no se ha podido resolver. Mientras tanto, nuestro mural se sigue deteriorando.
Esperamos que el gobernador Delgado y el alcalde Rodríguez, como lo manifestaron en sus campañas sobre otros proyectos, también unan esfuerzos para proteger esta obra importante de uno de nuestros artistas más reconocidos. El Maestro Jorge Elías Triana no solo dejó una obra importante para el país en sus paisajes, personajes cotidianos, bodegones, figuras geométricas, abstracciones y murales, sino quiso mucho su tierra tolimense. Por eso, vivió muchos años en Ibagué y alternó el ejercicio de su pintura con la importante tarea de ser profesor y maestro de jóvenes artistas que han prolongado, así, su arte y su influencia creadora.
Esperamos que nuestros gobernantes le den toda la importancia a un proyecto cultural como este. El mural del maestro Triana enmarca el mismo Centro de Ibagué; muestra el afecto de un ciudadano importante que dedicó, con generosidad, parte de su vida y todo su talento al trabajo por la formación de los tolimenses, y que dejó plasmado en un mural su propia interpretación de un período de nuestra cultura regional.
Un artista pinta un mural con diferentes intenciones. Puede hacerlo para acercar su arte al público y hacer muy visible su obra o para enseñar, dar a conocer su cultura y contribuir a arraigar valores.
Credito
LUZ ÁNGELA CASTAÑO GONZÁLEZ
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