El Sector textil confección colombiano genera cerca de 160 mil empleos directos, que representan mas del 20 por ciento de la población ocupada en la industria manufacturera y alrededor de 600 mil empleos indirectos, aportando el ocho por ciento del PIB manufacturero; así mismo, contribuye con el cinco por ciento del total de las exportaciones colombianas, cifras que reflejan claramente la importancia de este sector en la economía nacional; pero que, a raíz de la apertura económica acentuada desde las década de los 90 con la avalancha de productos importados de oriente y en particular de la China, ha vivido un proceso crítico de adaptación a las nuevas condiciones del mercado abierto y el librecambismo, cuyos efectos, a manera de ejemplo, podemos ver reflejados en el análisis de la balanza comercial de los dos últimos años, donde las exportaciones de textiles y confecciones pasaron de US$ 949 millones, de enero a octubre de 2010, a US$ 1.033 millones en igual periodo de 2011, con un crecimiento del 8.9 por ciento, mientras que las importaciones pasaron de US$ 1.277 millones a US$ 1.934 millones, con un incremento del 51 por ciento, cifra preocupante para la producción nacional del sector, a la que se suma el flagelo del contrabando que agrava el panorama, pues a esas cifras legales de importaciones de textiles y confecciones hay que sumar el contrabando abierto de productos y el contrabando técnico vía subfacturación de precios y de cantidades.
Aún así, el sector en el país refleja un crecimiento moderado en los últimos dos años, que hace pensar que los empresarios han venido encontrando, poco a poco, el camino de la transformación productiva, con estrategias de valor agregado en diseño y en procesos productivos, productos diferenciados, diversificación de mercados y mejoramiento de la productividad que les permitan llegar a ser más competitivos tanto en el mercado internacional como en el propio mercado nacional, donde la competencia ya es con las multinacionales del retail del vestuario como Zara, Mango, Bershka, Falabella, Carrefour, entre otras. Lo importante es que a pesar de las amenazas latentes también existen oportunidades, como la aprobación del TLC con Estados Unidos, país que importa anualmente cerca de US$100.000 millones en prendas confeccionadas al año y al que Colombia sólo le vende cerca de US$300 millones, con una precaria participación del 0.3 por ciento, donde el panorama ahora queda abierto y expedito con condiciones de negociación estables y totalmente diferentes a la incertidumbre del Aptdea, desgravación arancelaria inmediata, eliminación del acuerdo multifibras y la ventaja geográfica de estar a cuatro días en barco de Cartagena a Miami, frente a los 45 días que se toma un despacho marítimo desde cualquier puerto del litoral Chino a California.
En las exportaciones del Tolima, el sector textil confección fue un actor importante en 2006, cuando ocupó el primer puesto en las exportaciones no tradicionales, con US$ 19.2 millones y una participación del 53 por ciento, pero, a partir de ese año, las condiciones del mercado mundial y la creciente revaluación del dólar hicieron que las empresas exportadoras cambiaran su horizonte, dedicándose más a la participación en el mercado nacional y algunas otras también desaparecieran, como el caso de Fatextol, que en sus buenos años exportaba un promedio de 300 mil camisetas mensuales a los mercados de Inglaterra y Estados Unidos. En 2011 se exportó escasamente US$1.3 millones de dólares y uno de los retos del sector es recuperar esa participación, aprovechando el TLC con EE.UU. y otros acuerdos y tratados multilaterales que tienen beneficios arancelarios. Para lograrlo, el sector articula, a través del Clúster, el apoyo de la Cámara de Comercio de Ibagué, Proexport, la Gobernación del Tolima y la Alcaldía de Ibagué, con el esfuerzo de los empresarios.
(*) Director Clúster Textil Confección del Tolima
El sector textil en el país refleja un crecimiento moderado en los últimos dos años, que hace pensar que los empresarios han venido encontrando, poco a poco, el camino de la transformación productiva.
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