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Una de las consignas por la que muchos le confiaron su voto fue: “Restauraremos el equilibrio y la independencia de los poderes públicos, fortaleciendo su autonomía funcional y financiera. Respetaremos efectivamente el sistema de pesos y contrapesos y derrotaremos a las mafias que han cooptado los poderes públicos y amenazan sus estabilidad y seguridad”.
Desafortunadamente no ha pasado ni un mes y ya se sumergieron en el sistema corrupto que nos gobierna desde hace décadas, a pesar de haberse constituido en la esperanza de muchos de ser el primer gobierno que no se iba a prestar al juego de prebendas políticas que tanta miseria ha traído al país.
En el olvido quedaron las palabras del presidente Petro y de la vicepresidenta Francia cuando decían que gobernarían con las bases de los partidos y no con los que se han robado el país.
La elección del contralor lo evidencia; fue turbia, llena de jugadas tramposas y una repartija de mermelada. El senador Roy y el ministro Prada, expertos en maquinaria y clientelismo, lograron a última hora voltear los votos de los partidos de la coalición con la mermelada acostumbrada.
Los partidos tradicionales habían anunciado su voto por María Fernanda Rangel en carta pública; pero, como actúan sin vergüenza, les importa poco la opinión pública porque sus votos son comprados; a última hora apoyaron al candidato del gobierno, valorizando el voto.
En los pasillos del Congreso cuentan cómo a los conservadores le entregaron las entidades del sector transporte, como la superintendencia y la agencia de seguridad vial, entre otras; el partido liberal gozará de los viceministerios del Minvivienda, el Fondo Nacional del Ahorro y la superservicios; y el partido de la U logró que se ratificara la designación de la ministra Mery Gutiérrez a pesar de la demanda que tiene contra el ministerio.
Lo cierto es que, una vez más, tendremos una Contraloría cooptada por los parlamentarios, incidiendo en las decisiones del ente del control.
El Gobierno, creyéndonos idiotas, una vez eligió a su candidato, presentó un proyecto de ley que elimina la entidad, sin posibilidad alguna de pasar, con el fin de apaciguar las críticas.
Quién iba a pensar que el Petro del pasado, que luchaba contra la corrupción, terminaría eligiendo a un contralor cercano a Juan Carlos Abadía y Juan Carlos Martínez.
Más allá de lo sucedido en esta elección, este organismo de control debe ser técnico, independiente e imparcial; no puede seguir siendo una institución de naturaleza política. Bien lo decía Sergio Fajardo: “El Contralor General de la República será escogido por el Consejo de Estado de una terna que será el resultado de los tres mejores puntajes en un concurso de méritos que realizará la facultad de derecho mejor calificada del país.
Si no se hace esta reforma, los ratones seguirán cuidando del queso.
Adenda: El Presidente continúa sin nombrar al director del Icbf. Los niños no importan en el país.
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