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No es para menos. Dentro de los anuncios que han empezado a viralizarse de forma desordenada y fragmentada, los colombianos han entendido que serán las alcaldías y las secretarías de salud las que coordinarán las atenciones en salud, que la plata se girará desde el gobierno central a las regiones sin vigilancia alguna; que será un sistema de aseguramiento sin aseguradores y que, irremediablemente, el país volverá a lo que teníamos hace más de 30 años, conocido como el Seguro Social.
Todo eso puede considerarse como el resumen popular de un texto de 160 páginas que empezó a circular bajo el título “Documento de trabajo de la Cumbre Social y Política por la Reforma Estructural al Sistema de Salud, versión 23 de febrero de 2022”; y que hoy, de modo inverosímil, nadie quiere atribuirse, ni siquiera la propia Ministra.
“La reforma a la salud no es ni siquiera iniciativa de este gobierno, es iniciativa de un conjunto de organizaciones de la sociedad civil que han venido trabajando en esto. Nosotros esperamos que ese conjunto de organizaciones de la sociedad civil entregue esto, que fue acogido por el presidente Gustavo Petro en campaña, la última semana de octubre o la primera de noviembre se dará a conocer el proyecto de reforma”, había dicho en un evento anterior.
Las preguntas, entonces, que se hace el país son: ¿cuáles son esas organizaciones de la sociedad civil a las que se refiere la ministra? ¿Quiénes hacen parte? ¿Quiénes están detrás de la idea de acabar con el mayor logro social con el que hoy cuenta el país?
La llamada Cumbre social y política, sin embargo, no solamente es la responsable del texto de la reforma sino también de dictar todas las acciones y estrategias comunicativas que el ministerio ha seguido al pie de la letra en días recientes, a juzgar por un segundo documento que se filtró con el mismo rótulo y en el que se dan a conocer cada una de las audiencias, ruedas de prensa y mensajes que dio la ministra después.
Como sea, si en verdad quiere sacar al país de la angustia y la ansiedad, la ministra Corcho debe dejar atrás su sombrero de activista y actuar más como ministra. Todas las encuestas y los sondeos recientes demuestran que hay muchas más opiniones que las de grupos de activistas y sindicalistas. La reforma a la salud debe ser un consenso nacional, que ponga al usuario en el centro y que se haga verdaderamente con todos los actores. Ojo ministra, con la salud no se juega.
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