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Colectivamente, las emisiones de gases de efecto invernadero han aumentado durante décadas. Los activistas más radicales abogan por usar poco y consumir menos, como una posible solución al cambio climático, enfoque que entre los especialistas se llama ‘decrecimiento económico’.
La propuesta para hacerle frente al cambio climático mediante una reducción del crecimiento económico en un país en desarrollo como Colombia, promovida por el presidente Gustavo Petro, luce equivocada, anacrónica y quijotesca. Es equivocada y anacrónica para un mundo como el actual, que tiene otras prioridades ligadas al aumento de la inflación, la crisis alimentaria y energética, agravadas por la guerra rusa en Europa y la amenaza de recesión que se cierne, amenazante, sobre el horizonte económico a nivel planetario.
Y es quijotesca, pues como afirma Bill Gates, es importante tener en cuenta que el camino hacia la descarbonización no siempre es un camino directo de progreso, así se aleje de los combustibles fósiles. No parece realista, dice Gates, que la gente vaya a cambiar por completo su estilo de vida debido a las preocupaciones sobre el clima”.
La solución, según Gates, es “crear mejores alternativas tecnológicas con igual o menor precio para que se pueda lograr el mismo objetivo de una manera consciente del clima”. Gates argumenta desde hace tiempo, que existe un espacio entre el costo de cómo se hace algo convencionalmente y la forma en que debería hacerse de manera descarbonizada, que Gates llama la ’prima verde’.
Para hacer un cambio significativo a nivel climático, Gates propone una reducción gradual de esa ‘prima verde’ para que luego se elimine en todos los sectores de la economía, pero sin dejar de crecer económicamente.
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