Cuestión de conciencia y sentido común

Columnista Invitado

La semana pasada Carolina Corcho, ministra de Salud, tuvo que aclarar una información que, apresurada, dio sobre el uso obligatorio del tapabocas. Lo hizo para precisar que se trata, apenas, de una propuesta que surgió al interior del Consejo Técnico que convocaron para solicitar recomendaciones frente al Covid-19 que van a analizar; y para recordar que en la actualidad el uso de ese elemento es obligatorio en el transporte público, en los servicios médicos y en los hogares geriátricos.
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Las cifras que ha dado a conocer el Instituto Nacional de Salud en los últimos días sobre el número de contagios no dejan de preocupar. No son los mismos del 2019 o de 2020, claro, pero los casos positivos de Covid-19 vienen en aumento. Entre el 31 de octubre y el 6 de noviembre, por ejemplo, se reportaron 616 casos positivos; la semana siguiente 1.027; entre el 14 y el 21 de noviembre 1.298; entre el 21 y el 27 de ese mismo mes 2.112 y en la semana 48, comprendida entre el 28 de noviembre y el 4 de diciembre, que es el último informe que se conoce, los casos positivos fueron 3.252. 

En el Ministerio son conscientes de que noviembre y diciembre son meses de alto riesgo por las interacciones y las aglomeraciones que se suelen presentar en ellos, por eso lo que buscan con la medida es disminuir la probabilidad de contagio; y a los tres casos en los que ahora es obligatorio el uso del tapabocas se les sumarían los espacios cerrados y los espacios abiertos con aglomeración de personas. El tema debe reglamentarse.

Creemos que no es necesario esperar a que la medida se haga obligatoria. La conciencia ciudadana, la responsabilidad social, el autocuidado y, por sobre todo, el sentido común, invitan a ponerla en práctica sin necesidad de esperar a que las autoridades se pronuncien haciéndola obligatoria. Entendemos la molestia y la incomodidad que a muchos les causa el uso del tapabocas, pero no hay que bajar la guardia. 

El virus continúa circulando con nuevas variantes y no hay que olvidar que la pandemia, como afirman los expertos, no ha dejado de ser un problema de salud pública. Los números están ahí para recordárnoslo. Por eso hay que insistir en el autocuidado y en completar los esquemas de vacunación. Por ahora no hay otra alternativa.

 

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MANUEL DE JESÚS RODRIGUEZ

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