Verdades sabidas y ahora confirmadas

Columnista Invitado

Por sus autores. Las entrevistas después de transcurrido el tiempo ponen a la luz nuestras inquietudes.
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Eso pasó en un tira y encoge dentro de los trabalenguas y las dificultades de don Yamid Amad, quien hizo confesar a Rodrigo Londoño que ellos no eran tan tontos como para permitir en los acuerdos ir tras las rejas en un centro de reclusión, cuando los colombianos esperábamos que en los fallos de justicia punitiva de la JEP se diera este sometimiento.

Claro está, sí exigieron que los defensores de los derechos de los ciudadanos fueran tras las rejas, esos que llegaron donde las Farc atropellaron a una generación con secuestros, asesinatos y todas las atrocidades. Hechos que las nuevas generaciones no conocieron, no saben lo que sus padres vivieron, y por eso son tan desentendidos de la realidad de que tengan que pagar con cárcel, propiciando además la persecución de quienes sí los enfrentaron con todo el peso del Estado.

Hoy están expectantes, como lo dice un querido amigo, porque se les va a acabar la teta y no quieren echar mano de lo que tienen en paraísos perdidos, fuera del alcance de quienes quieren saber la verdad y, desde luego, la reparación a la que están obligados y de lo cual se desentienden. Solo esperan que el amigo de toda la vida, el presidente Petro, se encargue de llenar la teta. Esperemos y verán, todo cabe dentro de la mal llamada paz total y esos voticos los necesita.

La paz total fue la que vivimos los colombianos en algo que sí aglutina nuestros sentimientos, como lo ha sido la selección Colombia, en una larga temporada que ahora concluye: La Copa América.

No podemos decir nunca, decimos siempre. Es el elemento que une las mentes de los colombianos, sin distingo de credos, razas y géneros; donde ricos y pobres se abrazan con el sentimiento de todo por la patria que nos vio nacer. Ahí sí está la voluntad de un pueblo luchando por un bien común.

Por eso Petro no se vio por ninguna parte, de pronto camuflando su calva que tanto rechaza. Diferente a otros estadios donde estaban gobernantes, príncipes y reyes, al lado de su pueblo. Que a pesar de las diferencias, estaban en un certamen que los une por igual. Ese es el gran pecado de Petro, que los mismos de la izquierda le critican, pudo pasar a la historia como pasó con José Mujica, de quien su sencillez contrasta con la soberbia del otro. La historia lo contará.

Hoy muchos seguimos unidos, a pesar de que no triunfamos, pero fuimos testigos que lo entregaron todo. Sigue nuestro amor por ellos y el agradecimiento por el gran esfuerzo. Es finalmente el amor de patria a través de la selección.

 

Luis Ernesto Ruiz

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