Connivencia con el delito afecta acción Policial

En mi trasegar institucional ha sido una constante escuchar a muchos ciudadanos con naturaleza inconforme frente al actuar policial,

 asumiendo una posición inquisitiva por las omisiones en que podría verse inmerso un uniformado ante un llamado de la comunidad, destacando que es más visible lo malo que lo bueno, toda vez que el señalamiento de responsabilidad cuando se presenta un ilícito, siempre está dirigido al funcionario del orden, expresando en términos poco coloquiales ¿y dónde está la policía?, pero contrario a ello, es un dolor sentido saber que algunas personas evitan y obstruyen la misionalidad policial para proteger un individuo que es requerido por una autoridad judicial o ha cometido en su momento un delito, facilitando así, la connivencia con fenómenos delictuales que afectan la seguridad ciudadana.

Desde el inicio de la Policía Metropolitana, se han presentado un promedio de 30 hechos de asonadas contra el personal policial, originado por diversos factores que van en contravía de las leyes por parte de los ciudadanos, evidenciando actos de irracionalidad que tiene como único objetivo evitar el desarrollo de los procedimientos policiales, tal como se observó el pasado lunes 12 de octubre, cuando en cumplimiento de la ley, se pretendía dejar a buen recaudo una persona solicitada por autoridad competente por su posible vinculación en algunos hechos delictivos efectuados en la ciudad. Ahora bien, cómo responder a los ciudadanos que posiblemente han sido víctima de este individuo?.

La comunidad exige día a día la presencia policial, pero es lamentable que para algunos, la actividad policial sea menospreciada, recibiendo golpes, malos tratos y en su defecto ser víctima de heridas con arma blanca o de fuego, todo por la noble causa de cumplir con el deber Constitucional en pro de la seguridad ciudadana.


Estos lamentables sucesos, han dejado como resultado a más de 90 uniformados heridos mediante la utilización de objetos contundentes y cortopunzantes, así mismo, fueron capturadas 85 personas en flagrancia, por el delito de violencia contra servidor público, 72 mayores de edad y 13 Niños, Niñas y Adolescentes, puestos a disposición de autoridad competente, siendo estos los más agresivos y determinantes al momento de atacar física o verbalmente a un policía, permitiendo inferir la descomposición familiar en la que podría estar afectado este infractor.


Invito a los ibaguereños y tolimenses que permitan a la Policía nacional cumplir con su deber, pues aquel delincuente que hoy pretendan proteger, muy posiblemente mañana les afectará su propia seguridad, y cuando esto suceda, el señalamiento de responsabilidad será para la institución policial; permitan que los jueces, fiscales y demás integrantes de la rama judicial sean los encargados de determinar la culpabilidad o inocencia de un posible infractor de la ley, generando así ese compromiso ciudadano para contribuir a una convivencia pacífica, generando espacios para la resolución de conflictos sin llegar a obstruir la misión que nos ha encomendado la Constitución y la Ley.


La Policía Metropolitana no tiene ningún sitio vedado para ingresar, es nuestro deber hacer presencia y servir a todo aquel ciudadano que requiera de nuestros servicios, por ende, quiero repicar un claro ejemplo de aceptación y trabajo en equipo, donde para muchos sería un mito llevar a cabo acciones que conllevan al mejoramiento social, siendo “Goles para la Paz” realizado en el barrio San José, la ruptura de un paradigma de seguridad, toda vez que allí existen personas de bien que ven y sienten apoyo de la institución, confiando en nuestros hombres y mujeres policías, jurisdicción que en otrora se presentaron enfrentamientos entre la comunidad y la Policía nacional, siendo no un final feliz, si no, un comienzo al cambio, al mejoramiento donde la alianza policía y comunidad deberá ser más sentida y de mayor comprometimiento para continuar cerca a nuestra comunidad.  


Para finalizar quiero dejar una reflexión:

Dicen que triste cosa es no tener amigos; pero más triste es no tener enemigos; por que quien enemigos no tenga, es señal de que no tiene, ni talento que haga sombra, ni bienes que se le codicien, ni carácter que impresione, ni valor temido, ni honra de la que se murmure, ni ninguna cosa buena que se le envidie. José Martí

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