El crimen y la violencia son algunos de los problemas que enfrenta una ciudad, absorbiendo gran parte de los esfuerzos de las autoridades para contrarrestar y/o minimizar, escenarios delictuales que se convierten en un obstáculo para el crecimiento económico y desarrollo de una comunidad, afectando desproporcionalmente a sectores más vulnerables, evento que conlleva una reflexión, frente a las actividades que se pueden desarrollar para anticipar el delito, siendo este un reto para mejorar la seguridad en la región por parte de todos y cada uno de los que la habitan.
Realizar un ponderado de los costos que generan el crimen y la violencia, conllevaría exponer de forma dimensional las consecuencias negativas que estos escenarios afectan a una ciudad, tomando como ejemplo aquellos delincuentes que sin ostentar recursos de poder criminal, usan la fuerza, la amenaza y la intimidación, para atemorizar todo un colectivo de personas en un barrio o comuna.
Es ahí donde se hace necesario adelantar actividades preventivas que eviten o anticipen un delito; aterrizado al contexto de Ibagué, se estima necesario fortalecer acciones que eviten de forma contundente el hurto y lesiones personales, máxime cuando llegó la temporada decembrina donde se generan espacios para la materialización de un delito. Al respecto conviene decir, que algunos de los problemas de inseguridad que se presentan en la actualidad, están relacionados por descuidos de las personas; ejemplo de ello, podría ser aquellos hurtos a residencias particularmente en diciembre por “abandono” o débiles medidas de prevención en seguridad habitacional cuando sus moradores realizan un viaje por un extenso periodo de tiempo y para anticipar o evitar el delito, es contundente prever el cuidado del inmueble por parte de una persona de confianza que vele por el bienestar de la propiedad.
Por otra parte, se viene convirtiendo en un alto factor de atención las lesiones personales, algunas de estas materializadas por la intolerancia de las personas, asociado al alto consumo de bebidas embriagantes, evento que se presume aumentará en el último bimestre a razón de los múltiples eventos de celebración; y, para anticipar el impacto negativo o delito (lesiones personales – homicidio) que puede causar una riña, las personas deben acudir al diálogo, recibiendo con gratitud la mediación de aquellos que en su momento se convierten en pacificadores en la solución de conflictos. Igualmente, es prudente mencionar la llegada de un extenso periodo vacacional donde los niños, niñas y adolescentes requieren de mayor atención, toda vez que se generan espacios de riesgo que podrían afectar su seguridad; algunos de éstos, están relacionados con su presencia en establecimientos públicos a altas horas de la noche, paseos y reuniones de celebración con motivo de fin de año, donde la delincuencia está atenta para obrar, siendo prudente activar los mecanismos de anticipación al delito, relacionados con la instrumentalización en prostitución infantil (física o virtual), la comercialización y uso de estupefacientes, así como el consumo de bebidas embriagantes. Finalmente, es importante concluir que la mejor herramienta para anticipar el delito, es la denuncia antes de que sucedan hechos de afectación a la seguridad y convivencia ciudadana, permitiendo activar de forma sistemática los mecanismos de prevención y control por parte de las autoridades, siendo una responsabilidad de todos los ibaguereños y tolimenses en pro del bienestar de la región. DIOS Y PATRIA
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