Encrucijada histórica

Darío Ortiz

En estos momentos Colombia se encuentra en una encrucijada histórica. Tiene por un lado una enorme población que quiere y anhela cambios, arrinconada por la pobreza y la falta de oportunidades, acosada por las deudas y el hambre, hastiada de una dirigencia indolente que se pasa la ley por la faja, la reforma para su beneficio, y es insensible a las necesidades de los desposeídos mientras sigue en una fiesta eterna de corrupción y prebendas; y por el otro lado están dos candidatos que, cimentados en el malestar general, quieren ganar nuestros votos.
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El uno, Rodolfo, tiene por mérito que mejoró las finanzas de Bucaramanga, bajando su déficit de tesorería. Pero dejó empeorar el desempleo, la inseguridad, la pobreza monetaria y la movilidad. El otro, Gustavo, hizo su alcaldía con un marcado énfasis social logrando mejorar todos los indicadores sociales, bajando incluso el costo del transporte público y dando educación gratuita a un millón de estudiantes de colegio, pero fracasó en su modelo publico de aseo.  

El cambio ofrecido por Rodolfo, que se basa principalmente en ahorro del gasto y un discurso contra la corrupción, esta empañado por su destitución del Concejo de Piedecuesta en 1995 y la imputación y acusación en otro sonado caso de corrupción, que por las numerosas pruebas que existen lo podría llevar a la cárcel. Pese a eso ha logrado conseguir el apoyo de gran parte del uribismo y los partidos tradicionales, juntando personas tan disimiles como Robledo, Mafe Cabal, o los Galán, quienes empujados por sus odios y resentimientos contra Petro, apoyan a quien ha mostrado posiciones conservadoras que ya muchos califican de fascistas. 

El cambio que propone Gustavo, pretende mejorar los indicadores sociales asegurando estudio, pensión, salud y mejores ingresos a los menos favorecidos, a la vez que quiere impulsar una corrección al modelo económico, actualmente basado en una economía extractivista, fomentando la producción nacional. Metas quizás demasiado ambiciosas que necesitarán un gran acuerdo nacional, porque desde ya cuentan con la oposición de quienes no le perdonan que haya destapado las ollas podridas de la parapolítica, los falsos positivos, el carrusel de la contratación, las chuzadas ilegales y otras denuncias de sus años de oposición al uribismo. 

Rodolfo a expuesto su xenofobia con las migrantes venezolanas, un desprecio por los pobres que lo han enriquecido, un maltrato reiterado a las mujeres, una fuerte violencia verbal cargada de amenazas y un desprecio por la constitución y la ley, con la cual dice que se limpia el trasero, al afirmar que desde el primer día va a gobernar por decreto, lo que lo pone más cerca de Hitler que de Einstein, que no era pensador, sino científico. Si gobierna el país como en su alcaldía, disminuirá la deuda pública, pero ahondará la enorme brecha social. 

Ninguno es un mesías infalible, y sus debilidades han sido exageradas por la cloaca de las redes sociales llenas de falsedades. Por mi parte en esta encrucijada histórica creo más en la inversión social de un estado fuerte que en el ahorro, prefiero apostarle al cambio real de Petro y no al cosmético, esperando que por fin la esperanza derrote al odio. 

 

DARÍO ORTIZ

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