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Pero el presidente electo no será el primer guerrillero que ocupa el solio de Bolívar, comenzando porque diferentes autores sostienen que fue guerrillero el mismo libertador antes de su victoria en Boyacá o el General Santander quien actuó como guerrillero en los llanos orientales. Si la narrativa oficial niega esos nombres, no puede hacer lo mismo con el General José María Obando, otro exguerrillero que fue presidente dos veces, quien antes de ser parte del ejercito de Bolívar, perteneció a unas guerrillas realistas que le hicieron la vida imposible al ejercito libertador en su campaña del sur.
Por otro lado, Petro tampoco es el primer presidente de izquierda en Colombia, pues el primero fue el general chaparraluno José María Melo, de origen Pijao, exguerrillero y luego héroe del ejército libertador, cercano al socialismo utópico; quien llega al poder el 17 de abril de 1854 derrocando al exguerrillero General Obando por negarse a aceptar las demandas reformistas que pedían las sociedades democráticas de artesanos, la izquierda de entonces, que buscaban la protección de la clase trabajadora y defendían la incipiente industria nacional arruinada por el libre cambio impuesto años antes. Melo, quien además deseaba una reforma agraria y defendía la liberación de los esclavos decretada en 1851, fue derrotado meses más tarde por las tropas de los esclavistas conservadores y los librecambistas. Exiliado, murió en México, luchando en el ejercito de Benito Juárez durante la Guerra de Reforma. Prácticamente borrado de la historia nacional por su condición de golpista, socialista y hasta indígena, José María Melo es el único presidente colombiano cuyos restos permanecen en el exilio porque no los han querido repatriar.
El presidente electo Gustavo Petro fue del ala política del movimiento M19, guerrilla que desde sus orígenes pedía para Colombia una democracia más amplia e incluyente y que bajo el liderazgo de Carlos Pizarro entregó las armas en 1990 con un indeclinable compromiso con la paz.
Pizarro fue el primer exguerrillero del eme en ser candidato presidencial y unos años antes de ser asesinado le mandó una carta manuscrita a mi padre, cuyos apartes bien valen la pena recordar hoy: “Tengo la certeza que habitamos ya un nuevo siglo, al que sin duda le hacen falta los poetas mayores (…) pero el eco de los poetas llegará en la medida en que la voz de los pueblos adquiera ritmo y reformule la verdad en términos más humanos, exaltando el deseo de crear. Parecería increíble que nosotros seamos parte de esta Nueva Era. Increíble, si la historia no estuviera llena de situaciones semejantes, que un país acosado por sicarios, supervisado por el FMI y a la deriva por ausencia de liderazgo, pudiera estar pariendo una sociedad nueva y democrática. Porque basta encender las luces altas, para tocar con las manos el futuro, pues al hacer esta pequeña alquimia espiritual, encontramos un protagonismo colectivo de ojos abiertos, lleno de matices y posibilidades, que indican o mejor que auguran, que estaremos en el futuro y que este será democrático.”
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