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En algunos casos los expuestos cueritos al sol sirven para evitar que se posesionen y el presidente o ministro de turno tiene que volver a barajar nombres tras la ligereza de haber escogido a tal o cual candidato poco investigado para el cargo.
Quizás uno de esos casos puede ser el de Mery Janeth Gutiérrez designada por el presidente Gustavo Petro como ministra del MinTic, pero cuya posesión se ha ido postergando tras la tanda de prensa que le han dado por ser la accionista mayoritaria de una empresa que tiene una demanda multimillonaria contra el mismo ministerio. Mientras información viene y va sobre su posible inhabilidad le han salido otros cascabeles que incluyen la sesión de sus acciones a una exfuncionaria de Coldeportes, entidad que contrató miles de millones con la empresa de Gutiérrez, además de una demanda por usurpación de bienes que ya un juzgado ordenó que fueran restituidos.
Otro caso es el del Ministro de Transporte, el abogado conservador Guillermo Reyes, quien sonaba para ministro de justicia, pero que en gimnástico giro terminó en una cartera en la que al parecer no tiene experiencia alguna. Finalmente, para ser ministro solo se necesita la cédula y ser mayor de 25 años.
Apenas comenzó a sonar el nombre de Reyes le reavivaron una vieja historia de plagio por cuenta del eminente jurista Rodrigo Uprimny que se la ventila de cuando en cuando desde hace una década o más. Los hechos, en resumen, es que al parecer Reyes plagió al abogado Juan Jaramillo en 35 párrafos que uso con copy page en 1998 y que vuelve y le aplica la misma en otro del 2014 sin citar al autor como es debido. Curiosamente los tres, Uprimny, Jaramillo y Reyes trabajaron juntos en la Corte Constitucional y Jaramillo y Uprimny son fundadores de la ONG Dejusticia.
Por supuesto todos deseamos que a los altos cargos lleguen seres humanos sin tacha, casi que ángeles, aunque es más común que lleguen demonios, y del nuevo gobierno esperamos mucho, quizás demasiado. Sin embargo, el caso del ministro, que no sé por qué cualidad especial está en transporte, me parece que merece algunos comentarios.
Si bien el plagio, como se sabe, es un delito consagrado en el código penal, con penas de algunos años de cárcel y multas pecuniarias, también es cierto que en casos como el de Reyes es la ausencia de un pie de página correcto, que sin duda afecta moral e intelectualmente al perjudicado; en este caso a Juan Jaramillo, quien falleció hace una década sin nunca interponer demanda contra Reyes por esos párrafos sin cita. Eso es lo que verdaderamente me sorprende, pues sin ese proceso no se puede llegar a la verdad judicial que emergería después de fallado el caso. Jaramillo dejó que prescribiera la acción en la primera publicación y nadie ha interpuesto demanda en la segunda que posiblemente ya prescribió también. Así que, pese a que afirman que es un hecho probado, no es por ahora más que otra lapidación mediática fuera del imperio de la ley que todos dicen defender.
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