Plan Maestro de Acueducto y Alcantarillado: con el AGUA hasta el cuello

En épocas donde los cortes en el servicio de acueducto son una constante en gran número de barrios de la capital tolimense,

donde muchos de nuestros habitantes han tenido que retomar el hábito del baño en la alberca y con totuma, donde el ciudadano de a pie ya está casi que resignado a que, si llueve, se va el agua, y si no llueve también, bastante preocupación causó en la comunidad ibaguereña la noticia que se publicó el pasado lunes según la cual el proyecto en ejecución del acueducto complementario, diseñado para suministrar el servicio de agua potable, principalmente a los barrios del Sur, presenta aparentes problemas estructurales por una supuesta inestabilidad geológica en la zona donde fue construida la bocatoma, lo que no sólo cuestionaría las inversiones futuras de recursos para la culminación del proyecto, sino que además dejaría en evidencia una presunta improvisación por parte del IBAL S.A. E.S.P.

 

Atrás quedaron las expectativas generadas hace tres años cuando el entonces ministro de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial Juan Lozano Ramírez, el gobernador de Tolima, Óscar Barreto, y el alcalde de Ibagué, Jesús María Botero, informaban a la opinión pública el aseguramiento de recursos cercanos a los  27 mil millones de pesos para la construcción del acueducto alterno de Ibagué, el cual fue presentado como la panacea que permitiría calmar la sed que venía y viene sufriendo nuestro municipio. 

 

Pero la solución al problema del suministro del agua en Ibagué va mucho más  allá de la construcción del acueducto alterno, proyecto que actualmente no alcanza a llegar al 30 por ciento de ejecución. Ibagué tiene una gran deuda social con sus habitantes y esta sólo podrá ser cancelada parcialmente si le apuntamos a una solución multiestratégica que no se agota con una sola acción o inversión como erróneamente se cree en el imaginario colectivo. 

 

Hoy resulta un imperativo social pensar en la búsqueda de nuevas fuentes hídricas de captación, búsqueda que no se reduce en escoger cual o cuales serán los afluentes de donde tomaremos el agua del futuro, sino que deberá estar acompañada de los estudios y análisis de vulnerabilidad de riesgos que garanticen la viabilidad de su utilización.

 

Además, es necesario complementar este proceso promoviendo la exploración de aquellas zonas con presencia de fuentes de agua subterráneas que puedan eventualmente servir como sistema alterno de abastecimiento, aspecto éste en el que la ciudad de Cali ha venido avanzando gracias al compromiso y la voluntad política de su Mandatario. 

 

Igualmente, tenemos serios problemas en lo referente a la capacidad de almacenamiento con que actualmente contamos, la cual no supera los 38 mil 400 m3, y lo que es más grave, Ibagué no cuenta con reservorios de agua que nos permita afrontar una emergencia sanitaria de considerables magnitudes.  

 

A lo anterior sumémosle la necesidad de implementar estrategias para la mitigación y control del riesgo en la cuenca del río Combeima, que permitan garantizar el abastecimiento actual de agua en nuestra ciudad, obras que se encuentran incluidas en el documento CONPES 3570 del río Combeima, donde se contemplan recursos por mil 150 millones de pesos para estudios de riesgo y vulnerabilidad. 

 

En definitiva, la planeación que al respecto debe realizarse para buscar una solución al mediano y largo plazo tiene necesariamente que proyectarse tomando en cuenta las zonas y los usos de suelo que dentro del Plan de Ordenamiento Territorial están destinados para la expansión urbana.

 

Todo lo anterior deberá indudablemente estar acompañado del blindaje ambiental que nuestro Departamento tiene la obligación de garantizar, para evitar que el grave riesgo en el que hoy se encuentran más de un centenar de fuentes hídricas, que podrían verse afectadas de materializarse el permiso de explotación aurífera a favor de AngloGold Ashanti, se convierta en una realidad.

 

(*) Abogado Universidad de Ibagué

camilo_delgado@hotmail.com

Credito
CAMILO E. DELGADO HERRERA (*)

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