Avanza una nueva semana sin acuerdos a la vista que permitan levantar el cese indefinido de actividades promovido desde Fecode a nivel Nacional. La situación no podría estar mas tensa: una Ministra de Educación afirmando que no negociará si el Paro se mantiene y una organización sindical que se niega a negociar si no es directamente con el Presidente.
Pero ¿Qué es lo que se pretende negociar?. La respuesta no es tan obvia como lo ha pretendido hacer ver la señora Ministra Gina Parody, deslegitimando y minimizando el pliego de peticiones radicado por Fecode desde el 26 de febrero de 2015 ante el Ministerio de Educación Nacional, así como las observaciones y recomendaciones expuestas por la federación en materia de educación respecto al proyecto de Ley por medio del cual se expide el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2014-2018.
Las peticiones del pliego tienen asidero y congruencia con el discurso de la señora Ministra que busca reformar el modelo educativo colombiano para “asimilarlo” al que se desarrolla en países como Singapur o Corea, los cuales puntean en las pruebas Pisa (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) llevadas a cabo por la Ocde, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, de la cual Colombia anhela ser miembro.
La política educativa de implementar una jornada escolar única que fuera lanzada por el Presidente Santos como uno de los ejes en educación del proyecto de PND requiere más que buena voluntad pues tal y como fue estructurada esta totalmente desfinanciada, pues, como lo ha manifestado Fecode en sus peticiones, dicha estrategia debe estar necesariamente acorde con lo preceptuado con la Ley 115 de 1994, es decir, se deberá garantizar la infraestructura física adecuada y completamente dotada, las relaciones técnicas de estudiantes por grupo, relación numero de alumnos por docente, nombramientos, alimentación, transporte escolar, salario profesional, respeto a la planta docente habilitada sin tercerización, congelamiento de las políticas de privatización y lo mas importante: el incremento porcentual del Producto Interno Bruto (PIB) para la educación, el cual no puede ser inferior al 7.5 por ciento.
Otra de las peticiones, quizás de las que mayor escozor produce a la Ministra, es el cumplimiento de la nivelación salarial. Queremos profesionalizar a nuestros maestros, dignificarlos, motivarlos e incentivarlos al mejoramiento constante, pero sus salarios distan bastante del sistema de remuneración que en proporción se reconoce en Singapur o Corea, países a los cuales tanto quiere la ministra que nos parezcamos, donde un maestro gana como un ingeniero (entre $3.000 y $5.000 dólares mensuales).
Igualmente brillan por su ausencia incentivos para los docentes que adelanten maestrías, doctorados, investigaciones o publiquen libros. Pese a lo anterior, en el país de las maravillas de la Ministra Parody los temas salariales no se negocian, sus cálculos actuariales y promedios sitúan a los docentes con una remuneración que los sitúan en el estrato 6. A pesar de que son muchas más las peticiones del pliego, lo único cierto y preocupante es que los últimos acontecimientos nos muestran que vivimos en un país donde negociamos la paz en medio de la guerra, donde ninguna emboscada o masacre han logrado suspenderlo.
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