Ibagué y la bicicleta: Hacia un modelo de movilidad sostenible

Camilo E Delgado Herrera

La movilidad urbana se manifiesta como uno de los elementos indispensables para el desarrollo territorial, económico y social de una ciudad. Mejorar los flujos de movilidad entre la residencia y el trabajo y/o estudio han sido los grandes retos de los gobiernos locales en el mundo, y por supuesto Ibagué no es la excepción.

Estudios del Banco Interamericano de Desarrollo –BID- y de las Naciones Unidas –Un Hábitat-, entre otros organismos internacionales, recomiendan a los gobernantes tomar decisiones tendientes a diversificar sus sistemas de transporte y promover la integración de la bicicleta en los mismos con el fin de mejorar los desplazamientos ciudadanos y generar impactos positivos en la salud de las personas y el ambiente que las rodea.

Las iniciativas de los gobiernos municipales para mejorar los flujos de vehículos sobre las vías y optimizar los sistemas de transporte público colectivo no son suficientes para impactar positivamente los problemas de congestión vehicular en nuestra ciudad.

Si nos empecinamos en creer que la única solución a estos conflictos es el desarrollo de mayor infraestructura vial estaremos condenados a llenar la ciudad de más automóviles, generando mayores congestiones. Es con base a este punto de reflexión que se requiere por parte de quienes aspiran ser nuestros próximos gobernantes y de sus equipos técnicos de planeación, tránsito, transporte y desarrollo territorial, que se deben generar estrategias para mejorar la movilidad urbana con un marcado enfoque hacia la sostenibilidad y los nuevos modelos de desarrollo.

A nivel mundial existe una conciencia colectiva en la solución a los problemas de movilidad urbana, coincidiendo que las medidas tendientes a generar restricciones horarias para la circulación de carros y motos o la construcción de más vías no son suficientes por si solas, y que se requiere de manera urgente la implementación de otras estrategias que han comprobado ser mucho mas eficientes tales como la promoción del uso de la bicicleta como un medio de transporte urbano, sostenible y ambientalmente amigable.

Hoy la ciudad de Ibagué tiene que dejar esa visión “provinciana” y “parroquial” a la que nos tienen acostumbrados nuestros representantes y dirigentes, y tomar como marco de referencia las recomendaciones y experiencias de otras ciudades de Colombia y el mundo en donde la bicicleta y el desarrollo de infraestructura asociada a la promoción de este alternativa de transporte han generado impactos positivos en la movilidad urbana, siendo un imperativo para nuestro municipio si verdaderamente queremos desarrollar acciones orientadas a mejorar la calidad de vida de sus habitantes en armonía con el medio ambiente y los nuevos modelos globales de desarrollo urbano y territorial, donde las ciclo-rutas, los bici-carriles, bici-parqueaderos y el reconocimiento de incentivos para el uso de la bicicleta, entre otros aspectos, hacen parte de sus elementos estructurantes.

Urge que estas ideas empiecen a calar en el imaginario colectivo de los ibaguereños al igual que en aquellos políticos que aspiran ser elegidos como nuestros representantes en las próximas elecciones, y no se trata de tomarse la típica foto sobre una bici y desde el discurso manifestar su apoyo como alternativa de transporte; nuestra ciudad requiere de líderes innovadores (ojalá muchísimos), que tengan la suficiente capacidad de transmitir estas ideas e inspirar a multitudes, y lo más importante, el establecimiento de administraciones responsables, capaces, eficientes, con capacidad técnica y comprometidas para afrontar este reto.

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