En una época tan difícil como la que hoy afronta nuestro planeta, donde los conflictos socio-ambientales, el calentamiento global, la variabilidad climática, las catástrofes naturales, el deshielo y desaparición de los glaciales, la escasez de agua y alimentos, entre otros problemas, ponen en riesgo la supervivencia de la especie humana y todas las demás que habitan la tierra, los ibaguereños estamos viviendo un momento histórico único, no solo para nuestra ciudad sino para Colombia entera.
Próximamente tendremos la posibilidad de decidir sobre el destino y futuro de nuestro territorio mediante el uso de un mecanismo constitucional de participación ciudadana, como lo es la consulta popular, donde se nos preguntara si estamos de acuerdo, sí o no, con que se ejecuten proyectos y actividades mineras que impliquen contaminación del suelo, pérdida o contaminación de las aguas o afectación de la vocación agropecuaria y turística de Ibagué. La pregunta es clara, así lo defensores “de oficio” de la megaminería, empleados, contratistas y algunos directores de medios de comunicación beneficiarios de las jugosas pautas publicitarias que compañías mineras invierten para maquillar su imagen afirmen otra cosa.
Señala los límites geográficos en los que eventualmente se desarrollarían las actividades sobre la cual se desea interrogar a la población ibaguereña; determina concretamente la actividad sobre la cual se desea interrogar y precisa que no se trata de cualquier tipo o toda actividad minera sino aquella precedida de determinadas circunstancias como es la contaminación del suelo, pérdida o contaminación de aguas o afectación de la vocación agropecuaria y turística, lo que evita tomar por cierta cualquier afirmación que la descalifique por considerarla vaga, general, indeterminada y muchos menos como una pregunta de respuesta inducida.
Así lo entendió y definió muy bien el Tribunal Administrativo del Tolima en la providencia que declaró la constitucionalidad del texto de la pregunta sobre la cual se espera que mas de 130 mil ibaguereños nos pronunciemos.
La preocupación de las compañías multinacionales mineras que hoy tienen asiento en el territorio tolimense frente a la consulta popular tiene lógica razonable. Han sido, dicho por directivas de la empresa Anglogold Ashanti Colombia, millones de dólares invertidos en el Departamento con ocasión del proyecto minero “La Colosa”. Sin embargo ni todo el dinero, ni sus “cantos de sirenas” mediante los cuales han buscado convencer que megaminería y agricultura son compatibles, han logrado ocultar el engaño basado en el sofisma del falso desarrollo económico que para nuestra región traería la implementación del modelo extractivista que tanto defienden.
Tanto en Ibagué como Cajamarca, Piedras, Espinal, Coello y muchos otros municipios del Tolima tenemos claro que el agua, la vida, las montañas, nuestra seguridad alimentaria y la supervivencia de las futuras generaciones valen mas que todo el oro del mundo. Ya los tolimenses vamos reconociendo quienes son los que realmente defienden el medio ambiente, así como quienes son aquellos que en el calor de las campañas políticas se despliegan en retórica y verborrea agitando las banderas del ambientalismo, pero pasadas las contiendas electorales vuelven soterradamente a camuflarse en sus cuarteles de invierno o en sus despachos oficiales para desde allí buscar cualquier pretexto, excusa o falso argumento para deslegitimar las posibilidades que hoy tiene un pueblo para pronunciarse sobre el presente y futuro de su territorio. Es ahora o nunca, por eso todos unidos en defensa del agua y la vida diremos desde Ibagué a Colombia y el mundo no a la minería contaminante. #IbaguéDecide
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