A veces la diplomacia no es la mejor carta de presentación en un país como Colombia. Tenía que ser Carlos “el Pibe” Valderrama el que, con su estilo frentero, pusiera el dedo en la llaga sobre el anuncio del gobierno de recortar en más del 65% el presupuesto para el deporte en 2018.
“Nos quitaron los recursos para el deporte (...) Nos jodimos. Los deportistas que representamos bien al país que se jodan (...) ¿Hasta cuándo? No joda”, dijo airado El Pibe en un video que se volvió viral y que obligó al presidente Santos a dar inmediatas explicaciones sobre el polémico recorte.
Las cifras hablan por sí solas: se pasaría de un presupuesto actual de 530 mil millones de pesos a un irrisorio de 183 mil millones de pesos para el año entrante.
Da la impresión de que este gobierno a veces se equivoca a propósito. ¿En cabeza de quién cabe quitarle plata al deporte si es lo mejor que le ha pasado a Colombia en los últimos años?
Ha sido un quinquenio dorado. En los Olímpicos de Londres de 2012 el país obtuvo una medalla de oro, tres de plata y cuatro de bronce. En tanto, en Río de Janeiro-2016 se logró la mejor presentación del olimpismo colombiano en su historia: tres oros, dos platas y tres bronces.
Nuestros ciclistas han sido protagonistas en el Tour de Francia, la Vuelta a España y el Giro de Italia. Y en el Mundial de Fútbol de Brasil-2014, Colombia llegó hasta cuartos de final y James Rodríguez se convirtió en el goleador del torneo.
Con semejantes resultados y con lo único con que el país vibra unido –léase deporte–, solo a la administración de Santos se le ocurre menguar sus recursos.
Apenas se enteró de la despachada que se había pegado “el Pibe”, el jefe de Estado salió con una declaración complicada de digerir.
Dijo que la caída mundial del precio del petróleo obligaba al país a apretarse el cinturón y que la reducción del presupuesto solo afectará la construcción de escenarios.
Toca preguntarle a Santos entonces cómo es posible rendir bien en el deporte sin buenos escenarios. Y de paso, por los lados de Ibagué, tendremos que dar por descontado que el recorte presupuestal en el deporte nos cobijará también. Es decir, como van las cosas, o nos hacemos a la idea de poner más platica desde lo local, o nos podemos ir olvidando de nuestros escenarios deportivos.
Del presupuesto de gastos para el año entrante enviado por el gobierno al Congreso llama la atención que, si bien el recorte fue dramático en casi todos los sectores, el posconflicto salió favorecido en extremo.
En efecto, de 50 mil millones de pesos que tiene para este año, a ese sector le fueron asignados para 2018 dos billones de pesos.
En síntesis, con todo y crisis petrolera, fueron los señores de las Farc los que resultaron favorecidos con el presupuesto del año entrante. ¡No hay derecho a que se trate mejor a unos criminales “conversos” que a nuestros deportistas, no joda!
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