Precisamente durante la semana internacional dedicada a la Prevención del Embarazo Adolescente, la Secretaría de Salud de Ibagué reveló un dato que es sin duda alarmante: en lo que va corrido del año se han reportado 736 casos de menores de edad embarazadas, esto es, el 28% del total de los embarazos de la ciudad en los nueve primeros meses de 2017.
La cifra preocupa desde donde se le mire. Solo basta decir que en todo el año pasado hubo 679 embarazos de adolescentes en nuestra ciudad. Si el promedio se mantiene, tendremos que al finalizar este año estaremos cerca de los mil embarazos de jóvenes menores de 19 años.
En diferentes escenarios lo he dicho y hoy lo reitero: una ciudad que tenga vocación de desarrollo y progreso no se puede dar el lujo de dejar la sexualidad de los adolescentes a su suerte.
De acuerdo con un informe de la Organización Mundial de la Salud (citado por el portal argentino elintransigente.com), en el mundo hay 17 millones de mujeres menores de edad que dan a luz cada año.
De ese total, al menos un millón corresponde a jóvenes que tienen menos de 15 años. Esos embarazos, al decir del organismo internacional, se dan principalmente “en comunidades pobres, poco instruidas y rurales”. Y de la salud ni se diga: “la procreación prematura aumenta el riesgo tanto para las madres como para los recién nacidos”.
Es triste decirlo, pero –con base en las cifras anteriores– casi que podría decirse que Ibagué se sitúa en el grupo de ciudades que, según la OMS, no tiene una buena educación sexual porque es posible que las adolescentes “se sientan demasiado cohibidas o avergonzadas para solicitar servicios de anticoncepción”. Las consecuencias de embarazos en adolescentes son complejas tanto para la madre como para la criatura. Casi todas las mujeres menores encinta terminan obligadas a dejar sus estudios. Gran parte de ellas no regresa a la escuela y a la gran mayoría se les dificulta conseguir un trabajo.
Con este panorama, ¿vamos a permitir que en Ibagué sigan creciendo los embarazos adolescentes no deseados? ¿Vamos a permitir que a Ibagué, con base en las cifras de embarazadas adolescentes reveladas esta semana, se le encasille entre las pobres y poco instruidas?
Es una vergüenza el solo hecho de tener que sugerirlo, pero los números están ahí. No tiene justificación alguna lo que está pasando en nuestra ciudad.
¿Es un problema de falta de educación sexual? ¿Es un problema de falta de una adecuada comunicación con nuestras adolescentes? Urge que nuestras jovencitas (y jovencitos) se concienticen de la necesidad de planificar. No es justo que por ignorancia la vida de una persona que no llega a los 20 años pueda truncarse para siempre. Es urgente y necesario que la Administración local priorice y dimensione el asunto.
Un día, una semana o un mes dedicados a la Prevención del Embarazo Adolescente no son suficientes. Hay que recordarle a la administración de Ibagué que la mayor inversión que debe hacer un gobierno es en su gente y que no se puede planear sin planificar.
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