¿Cómo calificar la suntuosa inauguración de la fase 1 del acueducto complementario, si dicha fase no ha sido realmente terminada? ¿Escandalosa? ¿Deshonesta? ¿Inmoral? Pues una vez leído el informe periodístico de dos páginas que publicó EL NUEVO DÍA en su edición dominical cualquier calificativo que se utilice, podría quedarse corto.
Los ibaguereños llevamos 23 años esperando el Acueducto Complementario y de pronto resulta que el 26 de octubre de 2018 (fecha clave para cualquier funcionario público que pretendiera ser candidato y no quisiera inhabilitarse), aparecen abriendo una poderosa llave de agua el burgomaestre y su, hasta ese día, Gerente del Ibal.
Lea la noticia: -->¿Hubo un ‘falso positivo’ en entrega de la fase I del Acueducto Complementario?
Con posterioridad a este evento, el propio Alcalde en otro acto público se echó flores a sí mismo y se desbordó en elogios para con el ex gerente del Ibal, quien ya no tenía reparos en expresar abiertamente sus deseos de ser alcalde de la ciudad.
Tres meses después, el mismo alcalde en la rendición de cuentas no solo volvió a echarse flores a sí mismo, sino que se atrevió a afirmar que “el acueducto está terminado en su primera fase, aquí no se hace sino decirle mentiras a la gente, para desacreditar el trabajo de quien fue anteriormente el gerente del Ibal, el señor Girón”.
Sin embargo, para desgracia del alcalde y su defendido, fue el nuevo gerente del Ibal, un ‘subordinado’, quien lo desmintió, explicando que la primera etapa del Acueducto Complementario no está culminada realmente. Es decir, que el agua que salió de la llave que abrieron el 26 de octubre, según lo expresa el conocido ingeniero Díaz “no es agua de la bocatoma Cocora, sino agua que seguramente fue inyectada a la tubería por motobombas”. ¡Vergonzoso!
Ya hace algunos meses cuando se conoció el cambio de los diseños de la obra original, cambio que deja en el limbo a cerca de cien mil ibaguereños de los barrios del sur, quienes en el mejor de los casos tendrán que recibir el agua por bombeo y no por gravedad como se había estipulado originalmente, el propio ingeniero Díaz había calificado dicho acto como “criminal”.
Adicionalmente, ha estado en entredicho la millonaria obra de la bocatoma de Cay, incluidas quejas de campesinos, arboricidios, capacidad hídrica de la cuenca y puesta en funcionamiento de la misma.
Así las cosas, es claro que la ciudad necesita respuestas y no cortinas de humo. Que no vayan ahora a tratar de tapar este nuevo escándalo hablando de si les gustan o no los proyectos de ley que hemos presentado, o si están de acuerdo o no con los debates que hemos liderado, o si deben reconocer o no la gestión adelantada por la bancada tolimense para los escenarios deportivos de Ibagué.
La pregunta a contestar es una sola y ya la hizo esta redacción: “¿Hubo un ‘falso positivo’ en entrega de fase 1 del Acueducto Complementario?” Sí o no y por qué.
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