De pupilo a desconocido

Aunque presentamos esta prueba ante la Comisión Segunda y ante la Plenaria del Senado, se ratificó el ascenso del coronel Santoyo, sin considerar que había motivos suficientes para rechazarlo.

En 2007, en mi calidad de miembro de la Comisión II del Senado de la República, me correspondió el estudio de los ascensos de los oficiales que aspiraban al máximo grado de honor militar y policial. Esta función que tiene el Senado de aprobar los ascensos de generales no es un acto protocolario sin trascendencia. Por el contrario, es una figura que permite controlar la responsabilidad política de los candidatos y es un voto de confianza que en nombre del pueblo, el Senado otorga a algunos funcionarios que por su valor y lealtad al país, resultan dignos.

Sin embargo, lamentablemente, cuando llegué a la Comisión II, la aprobación de ascensos de generales se había convertido en una burla al Senado, por lo que me dediqué a hacer un estudio serio y riguroso de cada una de las hojas de vida de los oficiales que aspiraban a ser condecorados. Así, en 2007, llegó un decreto firmado por el presidente de la Republica, Álvaro Uribe Vélez, en que presentaba el ascenso a General del voronel de la Policía Mauricio Santoyo, quien a la fecha trabajaba como su jefe de seguridad.


El coronel Santoyo venía de ser director del Gaula de Medellín y había sido altamente cuestionado por interceptaciones con órdenes falsas practicadas a organizaciones de la sociedad civil. Por tal razón, decidimos enviarle un derecho de petición al procurador General de la época, Edgardo Maya Villazón, preguntando si existía una investigación contra este funcionario. Como respuesta, contestó que el coronel Santoyo había sido investigado por interceptaciones ilegales hechas desde las oficinas del Gaula y afirmó que la sanción impuesta había sido la destitución por su conocimiento y liderazgo en estas interceptaciones. Esta destitución nunca se hizo efectiva.


Aunque presentamos esta prueba ante la Comisión Segunda y ante la Plenaria del Senado, se ratificó el ascenso del coronel Santoyo, sin considerar que había motivos suficientes para rechazarlo, toda vez que existía una sanción impuesta por la máxima autoridad disciplinaria.


Ahora, nos encontramos con el hecho más grave en la historia de la policía: el jefe de Seguridad del expresidente Álvaro Uribe Vélez, es requerido por la justicia estadounidense acusado de narcotráfico y paramilitarismo. Ante esto, yo me pregunto: ¿Será que nadie se dio cuenta de que, al parecer, el coronel Santoyo colaboró con las operaciones de narcotráfico de la ‘Oficina de Envigado’; interceptó comunicaciones de manera ilegal para favorecer a narcotraficantes, trasladó policías corruptos y entregó información de inteligencia recopilada por la policía? ¿Todo desde su cargo en la Presidencia de la República?


El doctor Uribe Vélez no puede insultar la inteligencia de los colombianos desconociendo su papel como mentor del oficial Santoyo en su carrera policial. Son cuatro los decretos presidenciales que firmó favoreciéndolo. En el primero lo reintegró a la Policía echando mano de la decisión de suspensión provisional del Consejo de Estado, en el segundo lo nombró Secretario de Seguridad Presidencial, en el tercero lo ascendió a General y en el cuarto lo nombró en un cargo diplomático. ¿Creen ustedes que no lo conocía?


Credito
Juan Manuel Galán P. Senador

Comentarios