Berracundeo: Ojo por ojo… y todo por el dinero

El ser humano es sagrado, sea creación de Dios, producto de la evolución o de lo que sea. Nadie, absolutamente nadie puede disponer de él o sacrificar su existencia. Es lógico, por lo tanto, que no se pueda aceptar el asesinato de un colombiano aduciendo razones de tipo político, militar, económico o de otro orden.

No se puede aceptar la institucionalización de la eliminación de otro ser por el hecho de ser contradictor o para utilizar su cadáver para cobrar recompensas o ganar condecoraciones. Sobran razones para no aceptar ninguna justificación por el asesinato de militares recientemente ejecutado por las FARC -algo que algunos ponen en duda- o por los mil 700 falsos positivos atribuidos a instituciones responsables de proteger la vida de los colombianos.

Crímenes de guerra, de lesa humanidad, o como se les califique, son repudiables aunque los medios de comunicación manipulados sólo hagan despliegue de los crímenes de las FARC y tiendan cortinas de humo a los de lesa humanidad cometidos por las fuerzas del Estado, dejando en el olvido a los asesinados, las familias afectadas, al daño a la comunidad, a la memoria y a la verdad y, además, contribuyendo a la necesidad violenta de la lavar la sangre con sangre.


Nos quieren hacer creer el cuento de que la violencia debe continuar, sin contarnos que los únicos beneficiados son los mercaderes de la muerte que la han utilizado y la utilizan para robar tierras de los campesinos, desaparecer o perseguir opositores (Piedad Córdoba, Petro,…) y fortalecer la corrupción, el narcotráfico y a un buen número de politiqueros de alcantarilla con tanto poder que legislan en beneficio propio.


Nos han vendido la idea de que la solución de los problemas del país depende del plomo, de la eliminación física del contrario, pagando al sapo y al asesino fletado, sin tener en cuenta la educación, la salud, la injusticia, la discriminación, la pobreza y, en pocas palabras, las causas de la violencia. Por eso soportamos al provinciano fachito del viñedo. Por eso estamos como estamos.


Uribe va a Venezuela a proponer se ataque al presidente de Colombia y este responde dándole garrote a Piedad Córdoba, quien fue considerada apátrida por hablar en el exterior de la realidad del país, algo que no hace tanto daño a las instituciones como la bellaca arremetida de quien llora por la herida por no habérsele permitido ser dictador,con el apoyo de la delincuencia que le hizo creer ser enviado de Dios para vengar el asesinato de su padre, los negocios de sus hijitos y meter al país en lo que lo dejó y en lo que estamos.


Bien vendría a los colombianos considerar la posibilidad de darle más importancia a la fuerza de la razón que a la razón de la fuerza, pensar más en el ser humano que en el dinero así sea violentamente obtenido, en la legalidad, en la honestidad, en la solidaridad, en la justicia, en la verdad y en el bienestar de las mayorías que son víctimas de la opresión generada por quienes se benefician de la violencia, que no se ha podido eliminar en 50 años de cruenta e innecesaria lucha armada. Llegó la hora de pensar en la ruta que ha dado resultados en todo el mundo, incluyendo Colombia: el diálogo. Lástima que el jilósofo fachito del viñedo piense, por decirlo de alguna forma, que “La paz no se puede negociar con los violentos…”


*Taller de vacaciones creativas con el teatro Títeres La Carpa. Unas buenas vacaciones para los chinches. Carrera Tercera No. 10-37 (4o. piso).

Credito
HÉCTOR GALEANO ARBELÁEZ

Comentarios