Berracundeo: La cultura y el desarrollo

Se van a cumplir sesenta años de la firma en México del convenio, del cual hace parte Colombia, por medio del cual los países, se comprometieron incluir la cultura como parte fundamental de sus planes de desarrollo. Pasa el tiempo y en nuestros planes de desarrollo,

especialmente en provincia, la cultura sigue siendo la del paseo. En muchos casos es un simple relleno en presupuesto, responsabilidades y recursos humanos.


Los dineros provenientes de la estampilla Procultura, que en oportunidades son la principal fuente de su presupuesto, desaparecen en gastos diferentes a la cultura.


La gran responsabilidad de muchas direcciones municipales de cultura se centra en la organización de fiestas, que en nada responden al patrimonio cultural de la región, de reinados cada vez más sin sentido y reuniones sociales para autoridades locales.


El nombramiento del personal se hace sin tener en cuenta experiencia, formación intelectual y autoridad moral. El cargo se da por lástima, por politiquería o por joder. Con semejante panorama no puede esperarse desarrollo cultural y enriquecimiento espiritual de la comunidad.


Los proyectos agrícolas solo son pensados para producir, pero sin tener en cuenta las costumbres y necesidades de los campesinos. En los montes se  seguirá sintiendo la ausencia de la Madremonte y la Pata Sola, tanto la del Muhan en nuestros contaminados ríos, así queda difícil comprender la relación astronómica existente entre la producción agrícola, el santoral importado con sus fiestas, las fiestas paganas que dieron origen a las cristianas y nuestras cada vez más maltratadas fiestas populares.     


Cada institución camina como rueda suelta, sin conocer qué hacen o para que sirven otras dependencias. Este ambiente no permite conocer la importancia de la cultura para el proceso de paz, algo demostrado en varios municipios del Tolima, pero ignorado por quienes su gestión cultural no sale de las gavetas de los escritorios capitalinos.


Parece oportuno llamar la atención sobre la necesidad de entender la importancia de la cultura y su papel en el bienestar de los tolimenses. Pueda ser que los intereses mezquinos lo permitan.    

Credito
HECTOR GALEANO ARBELAEZ

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