Vuelve y juega. Los propietarios de La Pola pagaron dos veces el espacio para construir una plaza de mercado, un parque, una biblioteca y unas oficinas para la junta de acción comunal. Al fracasar la plaza de mercado el municipio comenzó a ocupar lo que pertenecía a la comunidad y a cambiarle de destinación sin importarle el perjuicio a la comunidad, especialmente niños y jóvenes, sin consultar y sin pararle bolas al deseo de los residentes de construir allí un centro cultural que necesita el sector y merece Ibagué.
Los derechos de la comunidad no han sido tenidos en cuenta. Politiqueros de medio pelo metieron la mano y ya están tratando de meterle uña al cuento. No hay justificación posible para que primen intereses diferentes a los de la comunidad sobre los de la cultura, tema ni siquiera mencionado en las negociaciones de La Habana y tan maltratada a todos los niveles. Esperemos a ver cómo actúan los que se consideran voceros del pueblo.
Que la desilusión no se rejunte con el billete cultural de tres pesos con que salió la llamada Corporación Festival Folclórico Colombiano, ignorando el significado de cultura, de folclor, del sentido de pertenencia, los trámites para gestionar aportes con el Ministerio de Cultura y la ética. Le metieron caña brava a las bases del rasca cielos y salieron con un chorro de babas con cuentas chimbas, falsificaciones, desprecio por lo autóctono, por el contacto con la comunidad e incapacidad de gestión.
Pierden el porte del Ministerio de Cultura por no llenar unos requisitos y el dueño del cuento, el que afirmó que al festival no le interesaba traer turistas, sale a los medios justificándose con “la falta de un documento ridículo”.
Y al sancocho entran los necrófagos de Armero en lo cultural. El primero fue un tal Duque que publicó como suyas dos investigaciones de Inés Rojas Luna, la fundadora de las Danzas de Armero. Ahora son unos parientes de Doña Inés que nada hicieron por rescatar las danzas después de la tragedia, ni por reorganizarlas, quienes aparecen tratando de apropiarse del trabajo realizado por Gildardo Aguirre y sus colaboradores, especialmente armeritas, para mantener el grupo de danzas con el nivel internacional que ahora se le reconoce. Da pesar ver hasta dónde pueden caer las personas por ambición, por el deseo de conseguir dinero sin trabajar. Algo nos dice que se necesita la unidad de los trabajadores de la cultura.
Como la cultura va de la mano de la ética sorpresa ha causado la adulteración de un acta del Consejo Superior de la Universidad del Tolima para cuadrar cargas por debajo de la enjalma, pero al caérseles esta quedó al descubierto un delito penal a varias manos que debe ser investigado y por entre la trocha, echarle ojo a los sobresueldos de palanca, a las caras misiones mitológicas de estudio y a la lucha por poder entre lagartos no preocupados por el futuro de nuestra alma mater.
Ñapa. -José Antonio Torres, más reconocido como Gualajo, la Marimba de los Espíritus, vino varias veces con su grupo a Ibagué, cuando se procuraba traer lo mejor del folclor, recorrió el mundo de la mano de la tolimense Gloria Triana. Gualajo se fue con su pobreza, su música, su bondad y su alegría. Dejó huella y herencia cultural.
Ñapita. -¿Quién conoce una obra realizada por una de las múltiples reinas que ha tenido el Tolima, incluyendo las de las ferias ganaderas y las patrocinadas por los traquetos?
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