Disparos al aire: Esperando a Martínez

Dentro de los muchos pulsos de fuerza política en juego, para definir en el próximo debate electoral, sin lugar a dudas, uno de los más llamativos está centrado en el de Uribe y Santos.

Una de las joyas de la corona en esa disputa se encuentra en torno a la Alcaldía de Bogotá, que como cosa rara, parece que con Peñalosa ganarán los dos, pero el asunto no es tan sencillo, ya que dicho candidato se presenta con la bendición personal, directa y permanente del expresidente de la República, y Santos en estos juegos de póquer y poder no acostumbra a ser manso perdedor. Por ahí se especula, que el guiño presidencial en esa candidatura todavía no ha sido manifiesto.

En otras ciudades y regiones, los pesos pesados que juegan como padrinos ya están bien definidos. Y, se han hecho notar en su papel de jefes políticos y dueños de candidaturas a la sombra.

El Tolima no es la excepción, máxime cuando un antiguo jefe liberal intentó apadrinar candidaturas y resultó en pocas semanas recluido en La Picota, sin alcanzar a acompañar a sus pupilos en la plaza pública con su fogosa oratoria. Pero, los bandos en el Tolima están bien definidos, por lo menos en lo que se refiere a la Gobernación. Con Caicedo juega Uribe y el actual Gobernador. Con Delgado el partido liberal y algunos muy buenos amigos tolimenses de Santos. Algo semejante se presenta para la Alcaldía de Ibagué.

Ese forcejeo electoral explica varios comportamientos políticos regionales que sin esa perspectiva pudiesen parecer no sólo ilógicos sino bastante raros. Además, evidencia la fuerza política de los partidos y movimientos en el escenario nacional.

Por ejemplo, en el Tolima no se requiere la presencia de ningún cacao del Partido Conservador, que hace pocas décadas era imprescindible para aumentar electorado. Con Uribe basta. Los liberales juegan con los capitanes regionales bien conocidos. De ahí, lo preocupante, para varias organizaciones políticas existentes en el país, y detentadoras de poder, del surgimiento de fuerzas electorales con gran peso en sus resultados, que logren desplazarlos en importantes regiones, como serían los vaticinados repuntes en el Valle y Departamentos de la Costa Atlántica –entre otras zonas geográficas-  de candidatos con apoyos  de la mafia, los paramilitares y el narcotráfico.

Pues bien, en el Tolima todavía faltan algunas manifestaciones públicas, propias de ese pulso electoral, que podrían traer simpáticas sorpresas. Los antiguos galanistas, esperan ver en la misma tarima a Juan Lozano y José Obdulio impulsando sus propios candidatos. Y es de presumir, la indignación y rabia que deben sentir los militantes tolimenses del MIO, al no encontrar en la agenda de visitas relámpago del exsenador Juan Carlos Martínez a la ciudad de Ibagué ni el departamento del Tolima. ¡Que vaina! Quedaron  esperando a Martínez, y obvio, algunos pesitos para impulsar la campaña de su candidato de coalición tanto a la Alcaldía de Ibagué como a la Gobernación del Tolima.

Les tocó trabajar con las uñas ...!y qué uñas! Claro, que los candidatos ya las conocen, y están bien resguardadas en la coalición triunfante. De eso se trata, de sumar para ganar y luego repartir según los aportes. Ese es el trato. Y punto. Nada más, ni nada menos.

Credito
CAMILO A. GONZÁLEZ PACHECO

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