Sobre todo, en aquellas regiones en las que predomina el atraso, la miseria, la falta de cultura política y el Estado aún conserva la imagen de bondadoso padre a la sombra, capaz de solucionar todo tipo de problemas a millares de familias necesitadas.

El Tolima hace parte de esas regiones esperanzadas electoralmente, donde un gran número de personas caerán en desilusión apenas conozcan los gabinetes municipales y departamental.

Cosa distinta ocurre en pocas ciudades y departamentos, donde los electores triunfadores le apostaron a un programa de gobierno, o un estilo de administración, o una alternativa seria y creíble de desarrollo regional.

Por allá, los aplausos y las rechiflas, los apoyos o rechazos se empezarán a conocer más o menos dentro de un año, en la medida que los programas de gobierno muestren sus bondades y fortalezas, o quizás frustraciones y desilusiones frente a las mayorías ciudadanas.

Aquí radica, el peso soberano del voto consciente y de opinión, en comparación al voto negociado, comprado, comprometido, ilusionado, engañado: en la estricta esfera personal, sin compromiso con intereses generales ni regionales.

En el Tolima y otras regiones similares en el país, el domingo por la noche se verán pocas caras sonrientes, pero sí muchas largas y destempladas, (también de profesionales del ejercicio electoral) sencillamente, porque no hay cama presupuestal para satisfacer a tanta gente.

En ese equipo de desilusionados –más no indignados- estarán los molestos, es decir, los que trabajaron para la victoria y no fueron tenidos en cuenta a la hora del reparto; los bravos, o sea, los que trabajaron y aportaron muchos votos, y nada de nada a la hora de la partida del ponqué burocrático; y luego seguirán los furiosos, aquellos que trabajaron, aportaron votos e invirtieron bastante plata, y los candidatos de ayer -convertidos el domingo en nuevos Gobernadores y Alcaldes- no les volvieron a contestar ni el celular.

La situación en otras regiones es diferente. Por ejemplo, se anuncia que en Barranquilla se confirmará la mayor parte del gabinete anterior que realizó excelente gestión gubernamental, respaldada y aprobada por la mayorías de la ciudad.

En Antioquia y Medellín se presagian gabinetes de lujo conformados por técnicos y profesionales con sobrados méritos académicos capaces de alcanzar los retos prometidos en campaña.

Bogotá continuará con los avances construidos en importantes áreas sociales y culturales. Y, se espera conocer agradables sorpresas en otras ciudades y departamentos. Por allá, no se verán caras largas cuando se conozcan los futuros integrantes de los equipos de gobierno. Precisamente, porque en eso sitios triunfó el voto de opinión. Ahí está el detalle.