Sin embargo, teniendo en cuenta que lo macondiano en Colombia hace parte de la realidad y la cotidianidad social y política, las fuerzas políticas que impulsan ese proyecto no pertenecen a la izquierda democrática como en sencilla lógica podría imaginar cualquier politólogo extranjero.
Además, prestigiosos líderes del único partido de oposición actuante en el país (el Polo), caracterizan a los abanderados oficiales de dichas iniciativas como representantes del oscuro y nefasto pensamiento neoliberal que tanta ruina y miseria ha sembrado en grandes territorios del mundo.
Algo interesante en este asunto, es que los dirigentes del Polo, tienen una parte de razón. Lo otro novedoso, consiste en evidenciar que ese pedazo de razón o de verdad, en nada les favorece para abanderar y liderar el proceso de movilización popular y democrático que puede encuadrarse en un incipiente, pero indiscutible proceso de reforma agraria.
¿Qué el pensamiento rector en materia económica del Presidente Santos es neoliberal? Cierto. ¿Qué el Ministro de Agricultura pertenece al Partido Conservador que históricamente ha sido el canal de expresión electoral y político de los más poderosos terratenientes en Colombia? Cierto.
Ahí, puede estar encerrado el debate grande y trascendental que tiene por delante, aquí y ahora, la izquierda democrática en Colombia: ¿Hasta donde la ideología fría y cierta condiciona y margina a la izquierda democrática de importantes y significativos avances democráticos del pueblo colombiano?
La marginalidad de la izquierda democrática en Colombia, algo le debe y en gran medida, a una solución incorrecta de las preguntas anteriores. Pero, en ese proceso y debate, acaba de ocurrir algo históricamente importante: se le va a meter pueblo a la política de restitución de tierras. O sea, movilizar organizaciones campesinas e indígenas a favor de dicha política.
Pero, no es la izquierda democrática la que convoca: es el Gobierno nacional. Palabras más, palabras menos, el Gobierno le está arrebatando no sólo las banderas sino las plazas públicas a la izquierda tradicional. Y, este fenómeno político resulta interesante. Muy interesante.
El respaldo a las políticas de restitución de tierras por parte de la franja democrática nacional, resulta inexorablemente necesaria. Imposible, objetar, cuestionar o atravesar palos en este camino de avance democrático. El estadio Metropolitano de Barranquilla, marcara hoy el inicio de un proceso que ojalá se agigante en todo el país y rescate de nuevo la importancia de las movilizaciones populares en defensa de los derechos de las mayorías sociales en Colombia.
En esta movilización se rechaza el paramilitarismo, el poder de la derecha militarista, de los terratenientes criminales, y sobre todo, a la expresión política de dichos sectores. He ahí la importancia.
La política de restitución de tierras, (Ley de Victimas y Restitución) adelantada por el actual Gobierno nacional, expresa, sin lugar a dudas, una bandera social de inmenso contenido democrático.
Credito
CAMILO A. GONZÁLEZ PACHECO
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