El motivo principal de la celebración del legendario Primero de Mayo como el Día Internacional de los Trabajadores y fiesta del Movimiento Obrero Mundial centrado en la exigencia de reivindicaciones para los trabajadores, es ya un cuento viejo. Ahora lo que se debería reclamar en ese día, más que peticiones sindicales, es trabajo. Más concretamente: empleo. Por lo menos, ese lema fue constante en las jornadas que movilizaron miles de ciudadanos en importantes capitales del mundo. La consigna fue: más empleo. Evidenciando, claro está, una inocultable crisis del sistema capitalista a nivel mundial.
Y, si por Europa llueve por Colombia no escampa. En nuestra patria más de 2.3 millones de compatriotas –muchos más que lo trabajadores sindicalizados- se encuentran desempleados. Y quienes tienen trabajo, sobre todo en la informalidad reclaman justamente protección social en lo pensional, salud y riesgos laborales y en combatir legalmente la flexibilidad laboral, a imagen y semejanza en términos globales a los reclamos de los obreros del sureste asiático. Pero, frente al derecho al trabajo el desempleo es una mal de proporciones mayores en Colombia. Al igual, por ejemplo que en Madrid, Atenas o Roma, donde se pide al Estado con urgencia políticas que impulsen el empleo. Hasta el propio papa Francisco exhortó a quienes pueden a generar empleo.
Pero bien, si lo anteriormente mencionado pertenece al problema estructural, no deja de ser interesante observar lo formal de la celebración en Colombia del Primero de Mayo. Sobre todo la tradicional marcha, manifestación o movilización que religiosamente cumple cada año el sector sindical, al igual que la procesión del viernes santo para los católicos, apostólicos y romanos. Probablemente en la marcha del Día del Trabajo van más desempleados que trabajadores. Y el tema principal por el que asisten muchos de ellos no tiene nada que ver con temas sindicales, sino con una variada gama de propósitos personales que van desde los que toman la jornada como un día para hacer ejercicio, otros como distracción, otros como deshago de sus instintos irracionales de violencia, unos más para saludar viejos amigos y unos pocos, para aprovechar el vitrinazo publicitario. Los demás sí van por convicción y saben con precisión a lo que van. Pero son la inmensa minoría.
La marcha el Bogotá fue emblemática en este sentido: encapuchados destruyendo vitrinas y atacando policías. Piedad con sus amigos caminando por la paz. Funcionarios de la Alcaldía Mayor de Bogotá protestando frente a los abusos de Monseñor Ordóñez. Artistas mostrando sus trabajos. Centenares de policías, a lado y lado de la movilización convertidos en estatuas. Pero de seguro, nadie recordó a los mártires de Chicago ajusticiados aquel primero de mayo de 1886 en los EEUU acontecimiento trágico que dio origen a estas manifestaciones de celebración del día del trabajo y menos, de buscar unidos un avance en justicia social y vida digna para los colombianos acorde con la esencia conmemorativa de aquella fecha.
El motivo principal de la celebración del legendario Primero de Mayo como el Día Internacional de los Trabajadores y fiesta del Movimiento Obrero Mundial centrado en la exigencia de reivindicaciones para los trabajadores, es ya un cuento viejo. Ahora lo que se debería reclamar en ese día, más que peticiones sindicales, es trabajo.
Credito
CAMILO A. GONZÁLEZ PACHECO
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